Hola Andrés,
Me imagino que esta debe ser la enésima opinión que recibes de alguien sobre tu célebre “diatriba” contra el Mr. Black y El Serrucho; pero no me aguanto las ganas de decirte lo que pienso y siento.
Tu diatriba la leí a eso de la 1 de la tarde. Estaba recién levantada de mi siesta y cuando la terminé quedé con una mezcla de emociones y pensamientos tal, que luego no pude estudiar tranquila, por estar pensando en responderte. Te pido que tengas un poco de paciencia y leas este texto hasta el final.
En primer lugar, te felicito, has logrado lo que todos los que escribimos queremos: llegar a la mente y al corazón de los lectores. Sin embargo, me parece una pena que te hagas más célebre por insultar y recibir insultos que por la grandeza, belleza u originalidad de tu obra. La verdad, mi hermanito, la cagaste con ese texto.
Como he visto en tu tuiter, hay gente que te apoya, pues sienten que por fin alguien le dijo la verdad en la cara al Mr. Black y lo puso en su sitio. Sí, hay muchas personas que, como tú, no toleran la canción y están en su derecho. En realidad, a mí tampoco me gusta. Me parece de lo peorcito y definitivamente lo peor que ha hecho el Mr. Black; pero pienso que la cosa no es tan grave como la pintas y trataré ayudarte un poquito a salir de ese aturdimiento en el que quedaste, al darte algunas respuestas a las diversas preguntas que planteaste en tu texto y quizás, hacerte ver por qué has sido tan insultado a lo largo del día.
Primero: quiero que sepas que “El Serrucho” no es el nombre más feo que se le ha puesto a una champeta ni el más desconcertante ni el más lo que sea que se te puede ocurrir que es. Créeme que si hicieras un breve recorrido por la historia del género, encontrarías cosas más alarmantes.
Mr. Black le puso ese nombre a la canción porque sabía que iba a tener un efecto asegurado en su público objetivo, a saber, la gente de Cartagena y la Región Caribe colombiana, que es donde principalmente se escucha la champeta. Todos en la Costa Caribe (no Atlántica) sabemos qué es “dar serrucho” y si no lo sabíamos, lo aprendimos con la canción. Yo dudo mucho que Mr. Black haya hecho un estudio de mercadeo para medir la posibilidad de éxito de su grabación. Estoy segura de que sabía que iba a ser exitosa, pero sé que él nunca se imagino que fuera a ser para tanto.
Segundo: te extraña que la gente te tilde de racista. Has respondido a los tuits que te acusan de eso de no saber dónde está el racismo. Te lo voy a explicar: “La primera escena que se ve en el vídeo, con un fondo musical extremadamente ordinario, es un sujeto con trenzas del color de piel de Faustino Asprilla”. En primer lugar, estás diciendo que la champeta es extremadamente ordinaria -no sé si la ordinariez puede ser extrema o no, para mí solo hay cosas ordinarias (comunes) y extraordinarias (fuera de lo común)- y ahí empiezas mal porque quienes te leemos entendemos que para ti es malo ser común, popular, corriente. En Cartagena, la gente del común es negra y le gusta la champeta. Entonces, de ahí se saca que está mal ser común, ser negro y que te guste la champeta.
Después, haces una pésima comparación entre el color de las trenzas del Mr. Black con la piel del Tino Asprilla. Sea como sea, eso suena mal y la gente lo ve como racismo. Era más fácil decir “un hombre con trenzas negras” y dejar al Tino sano, que no te ha hecho nada. Si no sabes usar las figuras retóricas, no lo hagas y listo.
Tercero: pienso que visualmente, el video es contaminante; pero no porque sea “horroroso” sino porque es una mala copia de un video de reggaetón. El Mister falló al traicionar la autenticidad con la que siempre se caracterizó y por la que todos los que lo conocemos desde hace 15 años lo recordamos. Porque sí, no es según él que lleva 15 años haciendo champeta. Aunque no lo creas, es uno de sus representantes más importantes, recordados y queridos por la comunidad champetúa.
De hecho, muchos lo han criticado por haber dejado a un lado la champeta tradicional para dedicarse a hacer “champeta urbana”, una cosa rara que yo no logro entender, porque la champeta (al igual que el hip-hop, el reggaeton, el jazz y la salsa) es una expresión musical nacida en la ciudad. La champeta es una de las tantas formas que han encontrado los negros para decir lo que piensan y sienten sobre la sociedad, el amor, la política, en fin, sobre la vida en general.
Es un género que surge en la periferia de Cartagena que, aún después de tanto tiempo, sigue oprimida y olvidada, y que se rebela, a través de letras, melodías y armonías muy sencillas, que no tienen la grandeza musical de John Lennon (a quien amo), pero que marcan a toda una comunidad por su sinceridad, su crítica y por la forma nada pretenciosa en la que nos hace pensar, a la vez que representa nuestro ser negro. Porque si hay algo que caracteriza a la champeta y todo lo que la rodea es la humildad. La champeta sabe lo que es, no se cree ni mejor ni peor que nada o nadie.
La comunidad champetúa lleva años luchando contra el rechazo y la discriminación de la “verdadera cultura” y poco a poco ha ido ganando terreno. El éxito del Serrucho, así sea lo más feo salido de la champeta, es una batalla más que ésta gana. Y asústate, porque así como los otros géneros que ya mencioné, ésta también va en ascenso y será otro referente de la cultura negra, al que todos querrán conocer e imitar. Es algo irreversible a lo que te tendrás que acostumbrar algún día y espero, de corazón, no verte nunca mal bailándola como solo ustedes los cachacos lo saben hacer.
Cuarto: te digo, querido amigo, que has fallado en tu intento por menospreciar la dicción del Mr. Black, pues, lo que él dice al inicio de la canción no es ningún trabalenguas sino un saludo al Chaguala, personaje importantísimo del medio champetúo, a quien todos los cantantes mencionan en sus temas y, en este caso, el Mister le demuestra su cariño al decirle simplemente “Chagua”. Exactamente dice: “El Mr. Mr. Black-a-a -que es su manera de presentarse siempre-, Chagua, Chagua...”. Esa te la perdono porque sé que pecaste por ignorante.
Quinto: realmente, no veo las incongruencias en la letra del Serrucho. Lo que sí veo, en cambio, es tu falta de malicia para entender el doble sentido y que, por supuesto, nunca has estado en una verdadera fiesta de mi ciudad. Si así fuera, entenderías la relación entre “el referente mundial del almidón de maíz” con el serrucho. Como soy buena gente, te lo voy a explicar para que no vuelvas a embarrarla.
En Cartagena, cuando las fiestas están en el clímax, la gente se unta de maizena. Cajas amarillas pasan de mano en mano, para que todo el mundo pueda rociar con el polvo blanco al compañero. También, cuando la fiesta está así de buena, lo más seguro es que se formen o se afiancen las parejas y después de los tragos, la comida, las risas y el bailar apretadito con el otro, los asistentes quedan listos para dar serrucho. Una vez más, se nota que no entendiste la canción. El Mr. Black no dice que va a usar un serrucho, sino que lo va a dar y la seña que tanto hace con la mano es una manera muy común del lenguaje no verbal de la costa para referirse al acto sexual ¿Te lo explico con plastilina?
¿Por qué sigues viendo el video a pesar de que te tortura? Porque la canción tiene todos los elementos de un éxito masivo (pegajosa, sencilla, impacta el oído, fácil de repetir) y, como -así te cueste aceptarlo- eres una persona normal, común, ordinaria, El Serrucho ha calado en ti y ya no puedes escapar. Por otro lado, el video está lleno de mujeres con “senos y nalgas firmes” -de las que hablas más de una vez en tu escrito-, tú eres hombre y estás solo, en un país cuya población es mayoritariamente blanca, según la Wikipedia. Dudo mucho que pudieras dejar de ver esos senos y esas nalgas, además, sólo dura 3 minutos con 14 segundos.
Sexto: una vez más, aludo a la sencillez de las letras de la champeta. Ellas no pretenden ser dignas de Foucault, Sartre, Zola ni de ninguno de los grandes pensadores y filósofos a los que se ve que admiras. Ellas simplemente están hechas para expresar el pensamiento y el sentimiento de quien las escribe. Y lo logran.
Séptimo: dices que eres anticuado. Yo pienso lo contrario. Pienso que eres un chico muy inteligente, que se preocupa por vivir actualizado. Vi en tu cuenta de tuiter que diriges un movimiento en contra del maltrato contra la mujer, tema muy de estos tiempos, y el hecho de que te dedicaras a reflexionar y escribir sobre El Serrucho demuestra que no te quedas atrás en nada. Además, solo tienes 23 años y, a diferencia de mucha gente de tu edad, piensas, criticas y no te dejas llevar por la corriente. Eso está muy bien. Te felicito. Es más, has tenido la valentía de opinar en contra de algo que representa a una gente tan difícil como la cartagenera y te has expuesto sin temor a toda clase de improperios por parte de lectores apasionados que no saben respetar la libertad de opinión. Eres un héroe de nuestra generación y vas a lograr cosas grandes. Vas a ver.
Octavo: a mí también me puso a pensar el hecho de que el Mr. Black se autodenomine “el presidente del género”. Una vez más siento que está copiando a los reggaetoneros. Pero bueno, es su imagen y como artista tiene derecho a presentarse como le plazca. Por otro lado, te aclaro que no es el intérprete de la novela jopo de Caracol de la que hablas. Caracol tomó sus canciones para que hicieran parte de su novelita, canciones que ya habían sonado y pegado en Cartagena y toda la costa. Y no es un “rockstar”, es más un champetastar. Respecto a la ropa, déjalo que se vista como quiera, él está tratando de construir su imagen para alcanzar su sueño de ser un músico reconocido. No tomes por disgusto lo que otro toma por gusto.
Noveno: otra vez vuelves a hacer reflexiones fuera de lugar sobre lo popular del género y el contraste con los videos. Parece que nunca hubieras visto un video de reggaeton o de hip-hop. No veo por qué si los raperos y reggaetoneros hacen videos igual o más opulentos, el Mr. Black, que es de cuna igual de negra, igual de pobre e igual de oprimida que las de los otros, no pueda hacerlo. Con esto no estoy diciendo que me gusten los videos con esas temáticas, solo estoy defendiendo el derecho a la igualdad y a la libertad que tiene el Mister de hacer sus videos como quiera. Y no creo que él esté buscando estallar tímpanos, más bien, siento que él desea que la gente baile, goce, que olvide los problemas por un rato al escuchar sus canciones y, que al sentir ese placer que El Serrucho da, se hagan fans, compren sus discos, lo contraten y su sueño se haga realidad.
Décimo: la Real Academia de la Lengua Española define balbucear como “hablar o leer con pronunciación dificultosa, tarda y vacilante, trastocando a veces las letras o las sílabas”. Yo creo que el Mr. Black es bastante claro en la pronunciación de cada palabra de su canción. Si lo que te dificulta el entenderlo es su acento cartagenero, grave llave, pues pecas por intolerancia hacia los rasgos característicos de una región. Por otro lado, debes saber que bailar champeta no es tan sencillo como “acorralarse y segregar sudor por todo el cuerpo, el cual, debe estar muy pegado al de la mujer”. Si así fuera, todo el planeta podría bailarla y hacerlo bien.
A modo de conclusión:
Estoy de acuerdo en que los colombianos comunes somos cómodos y mediocres, pero esa comodidad y mediocridad es algo que venimos construyendo desde hace siglos y es más deprimente para mí ver cómo seguimos dormidos ante la situación social y política de nuestro país, que ver cómo nos gustan artistas de baja calidad y con muy poco talento, como por ejemplo, Pipe Bueno, Jhonny Rivera y Giovanny Ayala, que están pegados por todo el territorio nacional, tienen sus casas llenas de premios musicales y cuya música ni siquiera se puede bailar.
Ahora que estoy terminando, veo que soy una total desocupada pues, dejé de estudiar para analizar cada punto de tu texto y responderte; pero es que a mí también me preocupa el futuro oscuro que espera a mi país. Sufro al ver cómo abundan las personas que hablan por hablar, que critican sin bases, sin estudiar o conocer a fondo aquello de lo que tratan. Lamento que el periodismo no es valorado como debería ser y se le dan columnas de opinión a gente que no respeta el oficio y va escribiendo sin antes hacer la debida investigación. Me angustio al pensar que los líderes juveniles tengamos la mente cerrada y nos parezca estúpido que un producto cultural autóctono se expanda a otras regiones del país. De verdad me duele que seamos tan intolerantes con lo ordinario, lo popular. Y me preocupa aún más que nos importe más confrontar las libertades de expresión y opinión de otro antes que actuar para hacer de Colombia un lugar mejor.
Sinceramente, me molestó mucho leer tu escrito. No veo la necesidad de atacar algo que realmente no te afecta. No entiendo por qué te quejas de algo que tú solito buscaste, nadie te obligó a escuchar el Serrucho, ni a ver el video. Sí, tenías que presentar la columna a tu editor, ya te tocaba y debías cumplir. Como comunicadora te entiendo, yo sé lo que es tener el deadline encima y no saber sobre qué escribir, pero para la próxima, sé un poco más responsable y habla de lo que conoces. No es por cobardía, es para que tengas autoridad. Sé que no eres periodista, que estás aprendiendo y tienes derecho a fallar, pero hay errores, como el de criticar porque sí que no se pueden perdonar.
No me parece correcto que la forma de expresar nuestra inconformidad como pueblo sea con insultos y malas palabras, como lo ha hecho mucha gente contigo, pero, siento que te lo ganaste, simple y sencillamente porque tu texto revela que escribiste eso solo para molestar, figurar y que te presten atención. Cosa grave, si quieres que te respeten y te tomen en serio. En fin, amigo, measte fuera del tiesto, pero eso tiene arreglo. A la próxima, piensa un poquito antes de redactar.
Con cariño,
Alexa.