Carta Abierta,
Ahora se develan de donde vienen las amenazas de muerte, los hostigamientos, la persecución, la tortura sicológica que hemos sufrido y del que hemos sido víctimas por buscar la verdad y por exigir Justicia en el caso de Nydia Érika y en el de las mujeres desaparecidas en el país, desde hace 24 años. Ahora en su intervención el 17 de septiembre el Senador Uribe, en concordancia con las Águilas Negras y su amenaza 8 días antes, dice tener un testimonio que afirma que Yaneth Bautista “es una guerrillera del ELN” en el Catatumbo y que” no se desmovilizó”. Esas falsas, y por lo demás absurdas acusaciones revelan el patrón de persecución sistemática, que hemos sufrido desde hace ya tantos años y que nos ha llevado a exiliarnos en varias ocasiones a mí y varios miembros de mi familia.
Después de la invitación hecha por Naciones Unidas, la Conferencia Episcopal Colombiana y la Universidad Nacional a participar dentro del primer grupo de delegados de víctimas a la mesa de diálogos entre las Farc y el Gobierno colombiano, Yanette Bautista, junto a otros 90 defensores de derechos humanos fueron amenazados de muerte por el Grupo paramilitar Águilas negras. Ese es el precio que tienen que “pagar” las víctimas por buscar una salida a la violencia sociopolítica en el país, la tortura sicológica. En su intervención el ahora senador y expresidente se refiere al proyecto de ley que presentó hace pocos días en donde no se puede “igualar” a las víctimas del terrorismo con las víctimas (y aquí dudo en su referencia y titubeó tres veces) del conflicto, el mismo que negó durante su gobierno, para posteriormente referirse a Yanette Bautista, una de las víctimas que fue a La Habana.
Ahí está el trasfondo de por qué la persecución sistemática contra los defensores de derechos humanos, contra nosotros como familia, contra los que buscamos justicia sin desaparecidos, ni impunidad. Ya han sido documentados de forma amplia por el Senador Iván Cepeda los vínculos de Álvaro Uribe Vélez con el paramilitarismo en el debate por la verdad, me pregunto yo ahora si con esas falsas acusaciones en las que pone en riesgo la vida de mi tía Yanette Bautista no está comprobando la relación que tienen las amenazas contra su vida, si detrás del proyecto de ley que presentó no están defendiendo a los culpables del crimen cometido contra Nydia Érika Bautista y de una larga lista de militares comprometidos con las desapariciones forzadas en Colombia?
No voy a negar que esta acusación me llena de miedo y temor por la vida de la mujer que me adoptó en mi adolescencia, por la vida de la mujer que me enseñó amar la vida a pesar del signo trágico de la muerte, de la mujer que me enseñó a pelear con tenacidad por los derechos humanos desde la legalidad, a pesar de las múltiples injusticias de las que hemos sido víctimas a lo largo de estos 24 años.
Responsabilizo al senador Uribe por lo que pueda sucederle a Yanette Bautista, a nuestra familia y/o a cualquiera de los miembros de la Fundación Nydia Érika Bautista. Esa actuación temeraria e irresponsable la debe pagar, porque larga es la lista de nombres, de hombres y mujeres que entregaron su vida en la defensa de los derechos humanos que fueron conformando el paisaje de cadáveres en el que convirtieron la nación Colombiana. Basta Ya de injurias y calumnias, Basta Ya de atropellos, Basta Ya de persecución sistemática, Basta Ya de criminalizar la defensa de los derechos Humanos y a las organizaciones de familiares de desaparecidos forzadamente. Basta Ya de tanta impunidad.
Es necesario que la sociedad colombiana y la comunidad internacional exijan al senador Álvaro Uribe Vélez que se retracte de las afirmaciones contra la defensora de derechos humanos Yanette Bautista y le pida públicamente perdón, galardonada por su labor con el Premio de derechos humanos de las embajadas de Francia y Alemania en el año 2012 y por Amnistía Internacional en 1999 y actualmente Comisionada de la Comisión de Búsqueda de Personas desaparecidas y directora de la fundación Nydia Érika Bautista.
A lo largo de nuestra vida en el camino por reivindicar nuestros derechos he sido testigo como perdimos a dos de nuestros defensores, Alirio Pedraza desaparecido en 1990 y Eduardo Umaña Mendoza asesinado en 1997, he sido sobreviviente a varios ataques contra mi integridad personal y a un intento fallido de “desaparición forzada” en 1997 que me llevó a mi primer exilio, al robo de información del que fui víctima durante la conmemoración de la semana del desaparecido en 2013, denunciadas penalmente en su momento. Ojalá esa mano oscura que informa al senador Uribe Vélez y a quien pretende proteger con su proyecto de ley y que está detrás de las amenazas contra la vida de mi tía Yanette Bautista salga a la luz y sea juzgada. La persecución sistemática a los defensores de derechos humanos debe parar y no quedar en la impunidad.
Hamburgo, 18 de septiembre de 2014
Antonio Erik Arellana Bautista
Hijo de Nydia Erika Bautista
desaparecida y asesinada por la inteligencia militar en Agosto 1987.