Queridos conciudadanos,
Hoy, me dirijo a ustedes no solo como un individuo, sino como un habitante comprometido de esta amada ciudad, para compartir mis pensamientos y esperanzas en este momento crucial de nuestra historia.
Nos encontramos en una encrucijada significativa, donde las sombras de la corrupción, el desgobierno y la desigualdad han oscurecido la brillante esencia de lo que Cartagena representa para el mundo y para nosotros, sus hijos e hijas.
Es innegable que Cartagena ha perdido parte de su brillo. De ser la joya del Caribe, hemos descendido a un estado de desesperación, inseguridad y pobreza que no se condice con nuestra rica herencia cultural y nuestra belleza natural. Pero en medio de estos desafíos, veo una chispa de esperanza. Esta esperanza reside en cada uno de nosotros y en la decisión colectiva que tomemos en las próximas elecciones.
Estamos llamados a elegir un camino diferente, a trazar un nuevo rumbo para nuestra ciudad. No se trata simplemente de votar; se trata de unirnos como comunidad y elegir un liderazgo que esté profundamente arraigado en la integridad, la dedicación y el servicio público genuino.
Necesitamos líderes que no solo entiendan nuestras necesidades inmediatas, sino que también tengan la visión y el compromiso de construir un futuro mejor para cada ciudadano.
En estas elecciones, debemos priorizar los intereses colectivos sobre los individuales. Necesitamos una Cartagena donde las oportunidades sean accesibles para todos, donde la educación y el empleo florezcan y donde la justicia y la equidad sean los pilares sobre los cuales se construye nuestra sociedad. Debemos erradicar la corrupción, restaurar la seguridad y desafiar la pobreza con determinación y compasión.
Cartagena es más que ladrillos y calles; es un hogar, un legado que hemos heredado y que estamos obligados a preservar y mejorar para las generaciones futuras. Tenemos la responsabilidad de elegir líderes que compartan este compromiso, que comprendan la riqueza de nuestra historia y la promesa de nuestro futuro.
Esta carta no es solo un llamado a la acción; es una invitación a la reflexión y al compromiso. La elección está en nuestras manos, y es nuestro deber votar con sabiduría y discernimiento. Es el momento de dejar atrás las sombras del pasado y abrazar el resplandor de un nuevo amanecer para nuestra querida Cartagena.
Esta carta no busca promover a un candidato sobre otro. Más bien, le pedimos que elijan libremente, pero que lo hagan con conciencia. Elijan a Cartagena por encima de todas las cosas. Es tiempo de detener el rezago, de romper con la desigualdad y de crear una ciudad donde quepamos todos.