Sé que puede parecer un poco extraño que unas personas que no creen en el más allá, y son algo escépticas con el más acá, decidan acudir a usted. Sin embargo, lo hacemos en última instancia y con la fe ya casi perdida, anhelando que desde el lugar donde se encuentre, pueda hallar la manera de mostrarle al coordinador regional, nacional o incluso a Diego Jaramillo el desastre de pregrado que es el de Comunicación Social y Periodismo en Uniminuto, seccional Bello, programa que, por cierto, el próximo año será acreditado por el Ministerio de Educación en Alta Calidad, acción que deja mucho que desear de los estándares de calidad de la educación de nuestro país.
Seguro usted recordará que cada vez que el país es sede de un evento internacional, nuestros gobernantes realizan grandes esfuerzos para mostrar la cara amable del territorio y entonces por los días de las visitas extranjeras, llevan a resguardos a los habitantes de la calle, muestran el lado amable y llamativo pero luego de que se van todo vuelve a su normalidad; bueno, desde el programa hemos aprendido a emular este tipo de acciones, durante las visitas importantes y sobretodo de los encargados de la acreditación, mágicamente empezó a circular el periódico estudiantil ¡vaya sorpresa! Muchos de los estudiantes no sabíamos que tal medio existía; aunque lo más cómico de todo, fue ver momentos previos a la reunión de estudiantes con los del ministerio, algunos administrativos solicitando a los estudiantes de manera sumisa que por favor tuviésemos en cuenta la importancia de la acreditación, tanto para la institución como para nosotros, aceptando que sí, que el programa presenta muchas falencias, pero que también tiene muchas cosas buenas.
Ni hablar cuando vienen a visitarnos los colegios, durante esos instantes, el salón de t.v (de las únicas herramientas que funcionan) es el show de la visita, casualmente todos los micrófonos, cámaras y demás elementos que conforman la sala sirven; sin embargo cuando la visita se va, todo vuelve a su estado natural, empiezan la novenas de los estudiantes, rogando para que se presten los materiales oportunamente o que tan siquiera los presten, y ni le mencionamos la cabina de radio, ese espacio que mide mucho menos que los baños de la universidad y que no tiene nada que ver con la tal “educación de alta calidad” de la que tanto se mofa la Universidad.
Padre, las porterías parecen la entrada de un taller de volquetas, pobres porteros, a uno lo tienen encajonado en una chocita de tablas mal puestas, y a los otros en hacinamiento – así como en las clases que por lo general son de 45 a 50 estudiantes por aula – estos porteros mantienen bajo de una carpa sofocados por el calor, lo irónico de esto es que antes de esa carpa, existe un hermoso letrero en el que se visualiza: "Educación de calidad al alcance todos" lo de al alcance de todos es relativamente cierto, cualquier persona puede hacer parte de la familia Uniminuto y ser un futuro comunicador, ya que lo más difícil del proceso de admisión es la cruzada del puente para llegar a la universidad y hacer la fila en el banco para cancelar la matrícula.
Aunque no podemos negar que el resto de infraestructura es muy bonita, por ejemplo, tenemos una linda piscina, unas zonas verdes amplias, lo que nos inquieta es la poca apropiación del estudiante, parece que después de salir de clase quisieran desaparecer de ese lugar de ipso facto. En uno de los bloques contamos con un ascensor muy útil, sirve para transportar a directivos, profesores y algunos visitantes dependiendo de su importancia o incapacidad física, ascensor al que por cierto los estudiantes no tenemos acceso. Aquí quisiera extenderle una invitación a todos los mencionados anteriormente para que entreguen sus llaves ya que no pagaron por ese servicio, también a que suban y bajen los seis pisos a pie, a ver si el olorcito y el cansancio los concientizan de que el ascensor también debe de estar al alcance de todos, incluyendo estudiantes.
El escritor estadounidense William Arthur Ward decía que "el maestro mediocre dice, el buen maestro explica, el maestro superior demuestra y el gran maestro inspira"... de esos últimos, profesores que se les ve la sabiduría, seres inspiradores hemos tenido algunos, lastimosamente no les han ofrecido las garantías para que se queden y los que aún están, es casi seguro que tras recibir otra propuesta de trabajo, nos abandonen.
El resto de la planta de docente ha sido un fracaso, parece ser que la Universidad Minuto de Dios ha contratado docentes con discapacidades físicas y mentales. Hemos tenido profesores ciegos, que se dedicaban a leer la presentación en diapositivas y aun así, leían mal, otros que practicaban el copiar y pegar, otros tantos, cuyas cataratas están en un estado tan crítico, que les impedía corregir los horrores ortográficos.
Por otro lado estaban los que sufrían Alzheimer, se les olvidaba llegar a clase y si llegaban, llegaban tarde. Uno en una ocasión llegó borracho, pero al menos llegó, todo hay que decirlo, borracho pero responsable.
También tuvimos una mitómana: su hoja de vida presentaba títulos, maestrías y experiencias las que usted desee... lastimosamente, lo único que aprendimos fue como ir vestidos discretamente para que no nos acosen como a ella la acosaron en repetidas veces y nos llegó el rumor que el parcial final que les hizo a octavo semestre fue sacado de internet y ningún estudiante quiso presentar el examen por la falta de respeto; pero eso no es todo, también existían los que sufrían de amigdalitis, a principio de semestre no había profesor, luego de dos o tres meses “de proceso de contratación” la que por fin se arriesgó, se enfermó de la voz el resto de semestre, nos tocó prender velitas en la U mientras acababan las clases, que no se dieron en el semestre y a ella la echaron.
Para rematar la lista de enfermos, una profesora era asmática y anémica, tras caminar unos pasos hasta el salón de clase, llega a ventilarse, sentarse, ventilarse, respirar hondo, ventilarse, probar la voz, volver a ventilarse y por fin iniciar la clase; clase que por su anemia, normalmente no dictaba en el tiempo estipulado, eso sí, en caso de que contáramos con suerte porque normalmente la cancelaba o nos hacía perder la ida y al próximo encuentro – si es que llegaba - con un discurso de victima por haber pasado la noche en urgencias ¡pobre! Varios estudiantes se quejaron de ella, pero lo que hicieron fue asignarle más materias debido a que la planta docentes cada vez era más poca.
Don Rafael, aunque siendo un poco honestos, creemos que los realmente miopes son los encargados de la contratación, han contratado profesores mediocres, incompetentes, perezosos, desmotivados, que no trasmiten conocimientos, eso cuando los contratan, porque normalmente retomamos las clases sin todo el personal de docentes contratados y así transcurre el semestres un mes o dos meses de clase, utilizando como excusa que “el docente de x materia se encuentra en proceso de contratación”. Eso sí, el día de la fecha de pago no se perdona, y quien no lo haga oportunamente, tenga su guantazo, el recargo, y así el costo de la matricula va aumentando cada día más.
Para ir finalizando, le cuento, don Rafael, que por esta época estamos organizando el lanzamiento de la novela La silla vacía donde la protagonista será la silla del coordinador del programa, porque alguien va y pregunta por él y nadie da respuesta, pero la respuesta es clara ¡NO HAY! y ¿el rector? En dos meses le dan la cita con él…
Gracias Padre Rafael por leer esta carta hasta el final y en caso tal de que considere que algo de lo que le contamos suena a película dramática, envíe a alguien a hablar con estudiantes de diferentes semestres de Comunicación Social y Periodismo, porque esos sí que tienen historias más extraordinarias que las que acabamos de relatar.
De nuevo mil gracias Padre... Saludos a Chávez por esos lados.
