Carta abierta a Pepe Mujica
Opinión

Carta abierta a Pepe Mujica

Se equivoca usted don Pepe. El fracaso del proceso de paz de Santos no se debe a “porque no se ha logrado hacer un cambio en los dirigentes del país”

Por:
mayo 24, 2020
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Muy apreciado don Pepe:

 

No puedo ocultar que a pesar de estar en orillas ideológicas distintas, le tengo admiración y enorme simpatía. Y buena parte de esa admiración y simpatía viene por tres razones: la primera es que creo que usted es de los pocos hombres de izquierda honestos intelectual y materialmente hablando. La segunda es que usted es un hombre franco y divertido. ¿Quién puede olvidar cuando usted espontáneamente calificó a Cristina Kirchner, comparándola con su marido Néstor: “¡Esta vieja es peor que el tuerto!”? Y la tercera es que usted no anda escondiendo sus debilidades como es su afición muy humana de irse de tragos con absoluto desparpajo y buena conciencia.

Hace unos días, según informes de prensa, “La intervención de Pepe Mujica durante el quinto encuentro del Grupo de Puebla, en el que participan líderes políticos de Latinoamérica, llamó la atención por sus contundentes palabras. El expresidente uruguayo señaló que el proceso de paz en Colombia era un fracaso porque no se ha logrado hacer un cambio en los dirigentes del país, y eso significa que el fracaso no es solo para el territorio, sino que es un fracaso para toda la humanidad. "Cuando la política fracasa, fracasa la paz" y por ello "nadie puede asegurar que en el futuro de nuestra América no surjan conflictos armados".

Se equivoca usted don Pepe. El fracaso del proceso de paz de Santos no se debe a “porque no se ha logrado hacer un cambio en los dirigentes del país.” Es más, Colombia ha tenido una interesante historia de procesos de paz exitosos como fue el del expresidente Virgilio Barco con el M -19, un grupo que en su día tenía bastante más apoyo popular que el que jamás han tenido las Farc. El proceso de paz con las Farc es un fracaso don Pepe por razones adjetivas y sustantivas. Las adjetivas, aparte del innecesario bombo y despilfarro internacional en propaganda que conllevó dicho Acuerdo, tienen que ver con la miope decisión de Santos de vender al Acuerdo es en el exterior, mientras que en el interior labraba una de las mayores polarizaciones que han existido en el país al dividir los colombianos en enemigos y amigos de la paz. Torpeza igual no tiene paralelos. Santos, igualmente, con inusual destino convocó un plebiscito que perdió en las urnas y después desconoció, creando un clima de zozobra constitucional pocas veces visto en nuestra historia.

No vaya a creer don Pepe las mentiras que le están contando que es el gobierno el que le ha puesto conejo a la guerrilla. Las Farc don Pepe, son tramposas: de los 722 predios que las Farc dijeron estaban en disposición de entregar para resarcir a las víctimas, solo se han podido recuperar 8 y, de ellos, 7 son catalogados como baldíos, por lo cual su propiedad es directamente de la Nación.

Pero las anteriores, don Pepe, son fallas eminentemente adjetivas. La razón que la paz en Colombia no fue posible es que Juan Manuel Santos con pleno conocimiento de lo que estaba haciendo, no solo dejó el narcotráfico intacto, sino que permitió que se multiplicara por un factor de 5 veces. El narcotráfico, don Pepe, es y ha sido el combustible de los todos los conflictos que ha tenido Colombia en los últimos 40 años. Y como lo afirmó en su día Rafael Pardo Rueda, uno de los negociadores de la paz, “Mientras que haya coca no habrá paz”. Santos, en su afán de firmar un Acuerdo que le trajera el Premio Nobel de Paz, dejó que el narcotráfico en Colombia (flagelo que el Gobierno de Uribe había doblegado) tuviera un segundo aire. Naturalmente, como muchos lo habíamos previsto, muy buena parte de los terroristas regresaron a sus actividades de traficar coca. Por otro lado, a base a la coca, otro grupo terrorista como el Eln se fortaleció como nunca lo había logrado en su historia.

Esa, don Pepe, es la verdad. Echarle la culpa del fracaso de la paz a la clase dirigente, a la oligarquía, o al presidente Duque es más que un error, es una mentira. Y le recuerdo a usted, que ha dado amplia demostración de su honestidad, lo que afirmaba Aristóteles: “Soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad”… Sea don Pepe más amigo de la verdad y no del mamerterío del Grupo de Puebla.

 

 

 

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