Señores(as) Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia:
En calidad de ciudadano colombo-canadiense —consciente de los privilegios de contar con un pasaporte canadiense y de las desventajas de poseer un pasaporte colombiano— deseo instar al Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia a trabajar por el establecimiento de relaciones consulares con el gobierno de Canadá dentro de una perspectiva de mutuo respeto y reciprocidad, buscando mejorar las precarias condiciones de los ciudadanos colombianos ante las autoridades consulares canadienses.
Me siento profundamente indignado por el maltrato proveniente del gobierno de Canadá —a través de su contratista privado, la despersonalizada transnacional VSF.GLOBAL (más de 120 millones de “aplicaciones procesadas” en 123 países desde el 2001)— a aquellos ciudadanos colombianos que desean solicitar una visa para Canadá: la enorme cantidad de exigencias, la excesiva documentación, certificaciones, pruebas, costos abusivos exigidos para cualquier trámite, el deshumanizante trato a nuestros compatriotas son, entre otros, factores que hacen de este proceso una muralla de obstáculos para que muchos colombianos NO PUEDAN acceder al territorio canadiense. Ante las autoridades canadienses, los colombianos somos tratados como ¡ciudadanos de tercera categoría!
Por el contrario, cuando se trata del ingreso de ciudadanos canadienses al territorio colombiano, a éstos tan sólo se les exige la presentación de su pasaporte como único requisito.
Canadá ofrece a los colombianos tan sólo 2 puntos de servicio (Bogotá y Medellín) —para 48 millones de habitantes— mientras el gobierno de Colombia ofrece a los canadienses —con 35 millones de habitantes— varios consulados en territorio canadiense (Embajada y consulado en Ottawa, consulados de Montreal, Toronto, Vancouver, Calgary). Resulta muy desigual la inversión en infraestructura consular para servir a las respectivas poblaciones. Esto conlleva un considerable tiempo y dinero invertidos en el desplazamiento para poder presentar una solicitud.
La subcontratación del gobierno de Canadá con la empresa privada VSF.GLOBAL, significa privatización, tercerización del servicio (subcontratación, externalización), significa NO UN SERVICIO PÚBLICO sino un negocio privado con costos excesivos e inclusive abusivos en los servicios, poca transparencia en los procesos, total falta de accesibilidad a los funcionarios del gobierno por parte de los ciudadanos colombianos, una atención privatizada no institucional de carácter policivo, etc. Costos exorbitantes —como una simple fotocopia ($ 980 COL, mientras en cualquier otro lugar costaría $100 COL), la impresión de un formulario de tres páginas ($ 12.000 COL), el acompañamiento para diligenciar un simple documento de tres páginas ($ 55.000 COL), la VISA, incluida una “biometría” (foto y huellas digitales) ($ 480.000)— pretenden hacer de este proceso una actividad privilegiada para una elite económica. Y esto, sin contar los costos de desplazamiento y estadía en Bogotá para quienes se ven obligados. Por el contrario, ¿cuánto le cuesta a un ciudadano canadiense —cuyo salario mínimo es seis (6) veces superior al de un colombiano— el ingreso a Colombia? ¡$ 160.000 COL (70,09 $CAD)!
La muy limitada atención al ciudadano colombiano en su propio idioma español, contrariamente a lo que sucede en los centros consulares colombianos en Canadá, donde los funcionarios atienden directamente al público canadiense en los dos idiomas oficiales, inglés y francés. Gran parte de la documentación suministrada por VSF.GLOBAL tan sólo se encuentra en francés e inglés. Esto significa ninguna consideración cultural con muchos de los colombianos que desean viajar y una falta de soberanía del gobierno colombiano en materia cultural y lingüística. En el territorio colombiano, el gobierno de Canadá a través de sus representantes privados, debería ofrecer la documentación necesaria y atender a los ciudadanos colombianos en nuestro propio idioma.
En un caso específico que me concierne, las razones que argumentan para rechazar su visa demuestran fundamentarse ante todo en la desconfianza a priori y no en la documentación presentada. Por segunda vez, en 3 años, nos niegan la posibilidad de reunirnos en Montreal, Canadá, mi país de adopción, desconociendo además nuestro vínculo familiar, así como la importante documentación presentada, incluyendo la carta de invitación.
En la respuesta de la Embajada de Canadá en Bogotá, el agente (anónimo) aduce:
“No estoy convencido de que usted tenga la intención de dejar el país al final de su estadía en Canadá”, por las siguientes razones:
“Duración de la estadía planeada”
“Propósito del viaje”
¿En qué medida una estadía de 3 semanas podría impedir que alguien regrese a retomar su vida bien establecida, su trabajo, sus estudios, etc.? ¿De qué forma, el deseo de conocer mi ciudad y visitarme pueden impedir a mi familiar regresar a retomar su vida en Colombia?
De una larga trayectoria en la enseñanza secundaria y universitaria, mi cónyuge es una persona de una conducta ejemplar, honesta, una excelente docente que, después de 26 años de servicios a la Secretaría de Educación del Norte de Santander, aún le esperan varios años antes de poder acceder a su pensión. Resulta impensable y, por demás absurdo, deducir que estaría dispuesta a perder tantos años de esfuerzos por una simple estadía en Montreal. ¡Impensable además establecerse allí! Conozco muy bien la difícil suerte profesional que pesa en la mayoría de inmigrantes colombianos en Canadá: empleos precarios y elementales en su mayoría, en aquellos espacios socio-profesionales sobrantes de tercera categoría que ya no representan interés para los ciudadanos de la sociedad de acogida.
En otra respuesta de la Embajada de Canadá en Bogotá, el agente (anónimo) aduce:
“No estoy convencido de que usted tenga los fondos suficientes, incluyendo ingresos y patrimonio, para llevar a cabo su propósito de estar en Canadá o para mantenerse a sí misma mientras esté en Canadá y para realizar su regreso”.
¿No son suficientes más de $ 15 millones de pesos (más de $ 6570 CAD) para realizar un viaje de 3 semanas, sabiendo además que en mi casa, los gastos de alojamiento y alimentación no representan ningún costo? Conozco perfectamente la economía doméstica en Montreal y estoy seguro que 6500 dólares canadienses son mucho más que suficientes para ese periodo. Estas respuestas no reflejan un estudio serio de la solicitud y no parecen tener en cuenta la importante documentación presentada.
¿Debemos deducir que el mensaje que se nos quieren hacer comprender las autoridades consulares canadienses sería “Canadá solo para ricos”?
Además de frustrante esta segunda experiencia, y del desaliento que ella nos trae como familia, nos deja una sensación de impotencia y de pérdida.
Al interior de un sistema de relaciones bilaterales que deberían ser fundamentalmente equitativas, ¿por qué tantos privilegios para los ciudadanos canadienses? ¿Por qué este maltrato para los ciudadanos colombianos? Sin embargo, los colombianos podemos viajar a 69 países y 14 territorios sin VISA —entre ellos a los 30 países de la Unión Europea— pero no podemos hacerlo a Canadá
De esta manera, exhorto al Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia a realizar todos los esfuerzos necesarios para velar por el respeto de los derechos de los colombianos ante el gobierno de Canadá y exigir condiciones de dignidad y reciprocidad en asuntos consulares.
Muy indignadamente,
Jorge Parra - ciudadano colombo-canadiense
