Señor presidente, haciendo memoria en la hoy llamada Colombia, los acuerdos de paz han sido incumplidos desde tiempos del indígena Muiska Tisquesusa, el cimarrón Benkos Biojó y los Comuneros en la colonia, hasta la constitución que nos rige.
Si bien estos incumplimientos reiterados, década tras década somos una sociedad de esperanza que ha trabajado en la construcción de paz con un Estado que no ha transitado el Leviatán para llegar a la modernidad, que usted reclama como Acuerdo Nacional.
A mi generación, nos ha tocado ver, oír, sentir, vivir y soñar la paz en los últimos 15 años con el histórico Acuerdo de 2016, en el que pude participar desde estudiante y luego como profesional, con propuestas y acciones que hicieron posible el Acuerdo y su implementación desde las comunidades campesinas, indígenas, negras y víctimas, las organizaciones de derechos humanos y los centros de investigación.
Hice campaña por este gobierno con la convicción férrea de poder hacer posible la paz en Colombia, a la que de corazón y razón he dedicado mi vida, y luego de haber hecho posibles victorias colectivas en medio de los gobiernos que quisieron hacer trizas la paz, pude trabajar en su administración por un año coordinando temas referentes a la reforma agraria y la solución al problema de drogas ilícitas.
Desde mi historia personal y política me dirijo a usted ante su anuncio de ir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a señalar por qué, como Estado, no se ha cumplido el Acuerdo de Paz.
Desde mi experiencia, dos temas principales: 1. No se ha creado la arquitectura institucional sólida para la implementación de lo pactado y 2. De fondo, no hay los recursos exclusivos, aun cuando en su gobierno hay la voluntad política que no existió antes, para la implementación del Acuerdo. Especialmente sobre el último punto me permito señalar la siguiente propuesta:
Impulsar desde el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el Fondo de Reparación Histórica y Crédito Condonable para la Paz en Colombia.
A. Limitaciones en el Plan Marco de Implementación
En el Plan Marco de Implementación (PMI) formulado en 2016-2017, en el que participamos como IEANPE en CSIVI, se estimó que los costos de la implementación del Acuerdo de Paz eran del orden de unos 129 billones de pesos.
Hoy sabemos que, con las iniciativas priorizadas por las comunidades de los 170 municipios PDET o con los 16 Planes Nacionales de la Reforma Rural Integral des-financiados, esa cuenta era realmente insuficiente y estuvo mal calculada por varias razones.
Por un lado, la imposición del Gobierno Santos en el PMI, dado que la fuerza en la Mesa de las FARC sin armas (afortunadamente) en ese momento no les permitió dar un debate sólido y tampoco tenían los elementos técnicos suficientes al respecto, y por el “conocimiento” de la tecnocracia del estado que tanto le gusta a la derecha neoliberal, que camufló en el PMI, como dicen en las regiones, con la “oferta de toda la vida del gobierno nacional” para cumplir el Acuerdo de Paz.
Personalmente, este debate sobre los recursos exclusivos para la implementación del Acuerdo de Paz de 2016 lo llevé a la mesa de empalme del Sector Paz entre la administración Duque y la de Petro, dado que, como lo advertía en ese momento y lo entiendo ahora con más claridad al trabajar en detalle el tema, el Estado Colombiano con Santos y Duque, con Pardo, Cristo y Archila, entendieron la implementación del Acuerdo de Paz con la histórica oferta institucional, NO con el mandato del Acuerdo de recursos exclusivos para la implementación. En este momento se está haciendo la actualización y revisión del Plan Marco de Implementación por lo que el escenario es propicio para proponer soluciones de fondo como las que su señoría ha planteado.
B. Falta de recursos exclusivos para la implementación
En su mandato señor Presidente, de lo previsto para este año del orden de los 14 billones de pesos con “trazador paz” del Departamento Nacional de Planeación (DNP) en el Plan de Desarrollo, la mitad de los recursos son para “funcionamiento”, y Ministerios tan importantes para la Paz como el de Educación y el de Salud que reportan unos 3 billones, no tienen un peso para inversión. Tampoco hay plata exclusiva, hay unas “priorizaciones” que en 7 años no los han transformado en los 170 municipios PDET y en Planes Nacionales como el de vías, tocaría quitarle presupuesto a las grandes urbes para llevarlo a esos municipios.
Súmele eso al tecnicismo neoliberal que, sustentado en la descentralización, no ha permitido hacer el hospital de tercer nivel de Quibdó o su acueducto, como bien usted lo reclamó el 27 de enero en el Chocó, donde pude volver a emocionarme con que haríamos cambios. Luego volví a Bogotá a encontrar trabas y trabas.
De lo poco que invierten la mayoría de las entidades, en un seguimiento detallado que he hecho, tampoco hay una correspondencia en todos los casos directa con el Acuerdo de Paz. Así reportamos, por ejemplo, el Plan de Alimentación Escolar (PAE), un programa creado en 2011 antes de la firma del Acuerdo y que reporta cifras en el SIIPO del orden de billones de pesos sin que la gente sepa que es parte del “cumplimiento” del Acuerdo de Paz. Si fuera así ni lo dejaría reportar dado que es previo a lo pactado en La Habana.
En el Plan de Desarrollo quedó establecido 50,4 billones para la paz y, fuera de rubros importantes como los de compra de tierras no tenemos recursos para la paz. Tenemos unos recursos mínimos ante las necesidades del OCAD Paz o de Obras por Impuestos pero claramente insuficientes.
Eso sí, en honor a la verdad, ha sido su Gobierno el único comprometido con recursos sólidos para la Paz a través de la dinamización especialmente del Fondo de Tierras, parte del Punto 1 del Acuerdo y/o el impulso al Catastro Multipropósito y la inclusión del Acuerdo de Paz como constitutivo del Plan Nacional de Desarrollo Colombia Potencia de la Vida. Pero no es suficiente y usted en eso tiene la razón. El Estado está incumpliendo.
Ese legado, de falta de recursos exclusivos para la paz y de una arquitectura institucional débil para la implementación de lo acordado, le llegó a su gobierno y lo está ahogando ante casi dos años donde la gente de las regiones no ve el impulso a la agenda de paz tan importante en su campaña y en los anuncios de su gobierno.
Hoy, con más elementos de análisis, haber al menos entendido cómo funciona el Estado y cómo simularon la paz, y ante su eventual presencia en el Consejo de Seguridad de la ONU, en su orden de jerarquía, al Estado Colombiano, al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y sus representantes de la Misión de Verificación, les traigo de nuevo la propuesta ambientada en el empalme entre Duque y su administración.
C. 300 billones para la implementación del Acuerdo de Paz a 100 años como crédito condonable
Con la situación fiscal del país y ante la urgente necesidad de cumplir el Acuerdo del Paz de 2016 como parte de la estabilidad regional en el continente y que el Acuerdo trata como la Solución al Problema de Drogas Ilícitas, es necesario un préstamo internacional condonable de al menos 300 billones de pesos, como reparación histórica por la responsabilidad de Europa en el genocidio de más de 500 años en el Abya Yala (Colombia y las Américas) y de los Estados Unidos en la Guerra de Colombia.
Esta propuesta ante escenarios de posguerra no es nueva, así se hizo con el plan de reconstrucción de Europa luego de la Segunda Guerra Mundial, el llamado Plan Marshall, que en los estudios de economía es bastante común de estudiar y explica la evolución de las economías del Occidente de Europa y Japón a partir de 1945.
Como no necesitamos nada regalado, somos una sociedad pujante y trabajadora, ese préstamo de 300 billones de pesos, destinados exclusivamente para la implementación del Acuerdo de Paz de 2016, la única salida de fondo que siente las bases para la PAZ TOTAL, se propone que tenga cero % de intereses con la banca multilateral, en un periodo de al menos 100 años.
Tal cual como se financian las grandes obras de infraestructura de un país serio y que, como forma de reparación, condonen los intereses. El cálculo de 300 billones se corresponde con los de la Contraloría en su último informe sobre la implementación del Acuerdo de Paz y los déficit con la reparación a las víctimas.
Claro, podemos combinar las dos propuestas. Una parte de al menos 50 % condonable y el resto a 0 % de interés durante los 100 años de la propuesta.
Me inclino más por sumar más porcentaje a la primera parte, en marco de la justicia y se puede sumar a la propuesta de usted, señor presidente, de los Pago por Deuda de Acciones Ambientales que le entregó a la COP y el mundo y que urge poner en práctica. Toda la agenda de la Reforma Rural del Acuerdo de Paz, un 80 % de lo estimado de los rubros del Acuerdo, tiene esa concordancia con soluciones a la catástrofe climática.
D. El Consejo de Seguridad en la Banca Multilateral y el Fondo de Reparación Histórica para La Paz.
En la propuesta, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas puede hacer mucho, dado que sus 5 miembros permanentes tienen asiento o incidencia directa, a través de sus miembros, del Fondo Monetario Internacional y/o el Banco Mundial y la banca China de Desarrollo, por solo mencionar unas cuantas fuentes de financiación posible.
Además, no podemos seguir simulando que con los menos de 2 billones de pesos que ha contribuido la cooperación internacional en los últimos 7 años, será posible financiar el compromiso de Estado con la paz. Esas donaciones siempre bienvenidas entrarían al Fondo de Reparación Histórica para La Paz , superando las dificultades del Fondo Colombia en Paz, que en muchas ocasiones ha generado retrasos en la implementación, lo que permitiría mayor impacto.
Este Fondo tendría una administración y focalización tripartita: 1. El Estado Colombiano a través del Sector Paz de Presidencia, 2. La Comunidad Internacional como veedora de la implementación, a través de la Misión de Verificación y 3. Las comunidades campesinas, y pueblos indígenas y negros, afrocolombianos, raizales y palenqueros, especialmente las víctimas del Conflicto Armado Interno del País, a través de la Alta Instancia de Mujeres, la IEANPE, los Consejos Departamentales y Municipales de Paz y otras de las instancias de participación creadas y potenciadas por el Acuerdo de Paz de 2016.
Con ese sistema de administración y focalización exclusiva, los ministerios y entidades encargadas de la implementación no tendrán excusa para no dinamizar la agenda de paz. Tampoco los gobiernos siguientes, y tendremos que inaugurar la era de paz por la que las mayorías de los colombianos y colombianas decidimos votar por usted.
Con los recursos asegurados en su gobierno, podremos volver a revisar los tiempos de la implementación y en cuántos años lograremos cumplir. Aquí unas bases para el acuerdo nacional. Así podremos llegar como Estado con una salida integral de gran alcance a las zonas donde se sigue reciclando el conflicto armado y podremos tener una agenda regional que mitigue el impacto de nuestra guerra en la región. Así sustentamos bases para tratar la guerra urbana y la Paz Total, a la que en medio de sus dificultades seguimos respaldando y soñando.
Señor presidente, me despido reiterando mi apoyo y compromiso con la implementación del Acuerdo de Paz de 2016. Estoy convencido de que, con su liderazgo y la colaboración de la comunidad internacional, podemos superar los obstáculos y lograr una paz duradera para todos los colombianos.