Un carrito para Nairo y Caterine
Opinión

Un carrito para Nairo y Caterine

Por:
agosto 20, 2013
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Yo odio las bicicletas. Me molesta ver la libertad y autonomía que reflejan esos ciclistas al movilizarse por la calle. No me aguanto ver que me pasen por un lado con su pasito de tortuga, mientras yo me tengo que quedar estancado en este tráfico que nunca termina. Lo que es peor, me da física rabia —lo confieso—  saber que ellos están ahí haciendo ejercicio diario gratis, mientras yo cada vez me veo más gordo y pagando esa gasolina tan cara.

Para colmo de males, ahora por culpa de Nairo, Urán, Betancur, Atapuma, Pajón, Henao, Oquendo, y yo no sé cuantos ciclistas más, le dio a la gente afiebrada por desempolvar sus bicicletas. Las veo cada vez más en Medellín y Cali, con ejecutivos de corbata y jovencitas de falda. Hay gente que ya ni siquiera tiene la decencia de ponerse un casco y su apropiado chaleco reflectivo, ¡inadmisible!

Lo único que me alegra es que cada vez que alguno de esos superdotados gana algo, lo mandan directico para la Casa de Nariño, y allá nuestro gran líder les embute un carro nuevo. ¡Así es, presidente! Nada de bicicleticas de pobres; eso es un símbolo feo y retrogrado. Ni que fuéramos Ámsterdam ó Copenhague; ciudades que todos sabemos, son desagradablemente progresistas y medio socialistas.

Es que aquí en el país de la ‘locomotora minera’ tenemos que ayudar a la gente a entender cuál es el tipo de ciudad donde soñamos vivir. Es obvio, aquí no queremos vivir en ciudades donde se pueda caminar, y donde toque gastar plata del erario público en infraestructura para esos ciclistas con sus sonrisitas picaronas. Tenemos que explicarle a la gente que el éxito consiste en comprar carro nuevo todos los años, vestirnos con ropa china, y sobre todo, consumir más y más. Ese es el único camino para aumentar ese PIB esquivo.

La semana pasada me agarró un foro de El Heraldo sobre el POT en Barranquilla. Como discutían temas de movilidad, me quedé un rato, y ‘cipote’ sorpresa. Ahora les está dando disque por promover la bicicleta. ¿Cómo se les ocurre? ¡Dejen esa guachafita!

Ahora en Barranquilla solo un 17% de los viajes diarios se hacen en carro privado. Imagínese todo el potencial que todavía tenemos para llenar esto de carros. Eso es buen negocio para todos, porque mientras más carros vendan las automovilísticas, y más plata se gaste en nuevas autopistas (eso sí, toca “reducir la corrupción a sus justas proporciones” porque esos constructores son muy vivos), más ‘biyuyo’ habrá para todos. ¿Ó van a decir que me equivoco?

Pero estos ‘arrebataos’ están proponiendo disque concentrarse en bicicletas, peatones, y en el tal Transmetro con vías exclusivas (solamente porque a unos expertos internacionales les resultó un cálculo mostrando que una vía de BRT mueve tanta gente como 70 carriles de carro). Lo peor de todo es que el jovencito secretario de Planeación como que sí sabe de lo que está hablando y maneja el lenguaje de los urbanistas contemporáneos; esos que insisten en construir “ciudades sostenibles”.

¡‘Ombe’ dejen esa mamadera de gallo! En Barranquilla no sirve de nada tener aceras de calidad, ni caminos peatonales, ni ciclorrutas. ¿O acaso después van a proponer quitar las vías para carro al frente del río y ‘zamparnos’ un malecón para peatones y ciclistas? ¿Lleno de ceibas y samanes como si fuéramos ganado? A mí no me vengan con el cuentico que los ricos se van a bajar del carro, y mucho menos que vamos a cambiar los centros comerciales por parques al aire libre llenos de ‘perendengues’.

Más bien sugiero que sigamos el ejemplo de mi Alcaldía favorita de la semana. Luego de que se institucionalizó el primer viernes de cada mes como Día de la Bicicleta en Villavicencio, la Alcaldía está ignorando esa infame propuesta de los ciudadanos. ¡Así me gusta! Ignoremos ese Acuerdo 185 de 2013; igual yo no entiendo de dónde salen tantos ciclistas apasionados, y activistas juiciosos en Villavicencio.

Después les cuento sobre Urabá, pero por ahora le pido a la Casa de Nariño que vaya preparándole el carrito a Caterine. Después de esa medalla de oro en el Mundial de Atletismo es bueno tomarle la foto en un carro 4x4 bien bacano, para que insistamos simbólicamente en lo del ‘rey carro’. Nada de becas para estudiar, imagínese más gente estudiada en este país, poniendo problema por todo. Nada de Centros de Alto Rendimiento, como ese que le prometió el presidente Santos a Nairo Quintana y Jarlinson Pantano el 15 de septiembre de 2010. Siquiera se refundió esa promesa.

 

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