Traté el tema y estos argumentos con un amigo de orígenes holandeses que se mueve en el negocio de las dragas; cual sería mi sorpresa, que hablando de sedimentación, de dársenas y canales de acceso, me espetó: "¡Cuál sedimentación, cuáles costos de operación, cuáles costos de logística portuaria! Lo que se necesita es ¡carga, carga maestro!"
Rotterdam, me dijo, ubicado en los Paises Bajos, bajos por su altura debajo del nivel del mar, el primero y más grande puerto de Europa y el primero y más grande del mundo por mucho tiempo hasta que aparecieron los asiáticos y que hoy es 11º , no solo recibe la sedimentación de ríos sino que yace sobre ella, porque es un puerto fluvial, y nada más y nada menos que la recibe de los ríos Mosa en cuya cuenca está construido y del Rin, que entre los dos atraviesan la friolera de siete países de Europa, ¡Llevarán sedimentación me dijo! Que era tal el problema de esa ciudad-puerto en el siglo XIX que su conexión con el Mar del Norte, que dista 30 kilómetros, además se encontraba con una gran área de estuario (desembocadura)- delta con muchos pequeños canales que en idioma colombiano se hubiese considerado como imposible superarlos, y que sólo el empuje de su sociedad emprendedora volcada rigurosa y celosamente a sus dirigentes hizo que sus instituciones maduraran, se robustecieran, se las respetara y con ello, como lógica consecuencia, llegara el progreso, que se tradujo en la construcción de carreteras, aeropuertos, ferrocarriles, real aprovechamiento de sus rutas fluviales (barcazas), eventos que sugirieron empleo y bienestar para sus ciudadanos toda vez que hicieron de esa ciudad un importantísimo nudo de comunicaciones que canalizó el intercambio de mercancías entre Europa y el resto del mundo.
Tumaqueños, dirigentes tumaqueños: la actividad portuaria contribuye a la independencia económica de las naciones y representa un factor estratégico en su comercio internacional. Los puertos contribuyen al desarrollo de los países, no sólo por el hecho de jugar un papel esencial en el tráfico exterior, sino porque también actúan como promotores del crecimiento de las áreas en las que están emplazados; generan empleo y debieran generar una verdadera recostura, una reparación integral del entramado social que redunde, para nosotros que nada hemos tenido, en un cabal mejoramiento de la precaria calidad de vida de nuestras gentes; reclamémoslo, con vehemencia, ya está bueno.
Desde que yo vengo oyendo de las carreteras Transversal del Sur y Marginal de la Selva, ha pasado mi vida y mis años que no son pocos. Siempre escuché que los 470 kilómetros de la Transversal Tumaco-Mocoa que atraviesa el Macizo colombiano serían un desafío vital para la región. Pero creo que se convirtió en promesa de políticos mentirosos que románticamente nos hicieron creer que de inmediato se desarrollarían para llevar la riqueza del Pacífico y del corazón de la selva al centro del país.
Esta transversal, para aquellas calendas la más ecuatorial del país, que uniría al puerto de Tumaco con el corazón de la selva en Mocoa, conecta en sus 470 kilómetros dos departamentos y cruza la carretera Panamericana en Pasto. Es la soñada vía que lleva, además, por Huila, al centro del país. Pero los 150 kilómetros que hay desde Pasto a Mocoa son un serpentear inclemente de curvas y terreno destapado que siempre ha hecho de su trasiego una verdadera penitencia y que incluso ha hecho que su trazado, que considero no juicioso, haya sido muchas veces cambiado, tal cual el gobierno que fue apareciendo.
La adecuación de la vía Mocoa-Pitalito, de 127 kilómetros, es crucial para llegar más rápido a Bogotá, se podría ir de Pasto hasta la capital en tan sólo 12 horas; incluso desde Tumaco hasta allá se ahorrarían 10 horas de viaje. Pero todas estas obras fueron miradas con el ojo mínimo, mezquino, precario y centralista de todos los miopes gobiernos pasados que no observaron el gran potencial de nuestro puerto para pensar en desarrollar unas verdaderas megavías que son las que en verdad necesitan como arterias de gran flujo las zonas portuarias, que en otras latitudes son consideradas como bastión de desarrollo, y sólo decidieron asfaltar unas vulgares “ruas”, que trajeron más problemas que soluciones porque fueron negligentemente trazadas por terrenos altísimamente inestables y que sirven más como corredores del narcotráfico y rutas de abastecimiento de la guerilla que como verdaderas rutas de progreso que pudieran ser articuladas con la dinámica portuaria y hacer que apareciese la bendita carga; he ahí el negocio, si hay carga, hay negocios, si hay estos hay dolares, lo demás viene por añadidura, ¡qué sedimentación ni qué nada, para eso están las dragas, me dijo mi amigo el holandés!