Carnaval de Barranquilla, entre danzas de millones y las danzas de los pobres

Carnaval de Barranquilla, entre danzas de millones y las danzas de los pobres

"Sobre las cuentas del dinero denuncia la Silla Caribe, hace más de un año y tres meses la Contraloría Distrital anunció haber detectado 776 millones"

Por: Leila Delgado Almanza
febrero 28, 2017
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Carnaval de Barranquilla, entre danzas de millones y las danzas de los pobres

La primera alusión escrita sobre los carnavales de Barranquilla  data de 1826, además de los conocidos garabatos, congos, cumbiamberos y danzas de relación que desfilaban en unos pocos desfiles oficiales: la batalla de flores el día sábado y la Conquista el día martes; los desfilantes se entrecuzaban el resto de los días en las calles de la Arenosa con los espontáneos disfraces en las calles polvorientas y ante los llamados de las familias hacían sus presentaciones frente a la casa de quien llamaba para deleite de los vecinos que se aglomeraban y posterior pago de quien los invitó. Incluso los disfraces, parodias y mojigangas de pocas personas se metían sin problema hasta la sala de la casa y sin más preámbulos presentaban su creación. Cuando abrí mis ojos hacia los años 60 del siglo pasado esa era la tradición, la muchachada salía atrás de estos disfraces, letanías y comedias y aprendían de ellos para también participar llegado el momento.

Ya en los años 70 comenzaron a aparecer cada vez más desfiles  de disfraces y comparsas sino chorros de políticos y politiqueros que aprovechando su posición de privilegio usaban la fiesta, para  buscar votos patrocinando las reinas de barrio y los disfraces colectivos generalmente con recursos públicos obtenidos mañosamente validos de sus cargos. Poco a poco la oficina que fungía como de cultura desde la alcaldía comenzó a organizar lo inorganizable  y en los años 90 los concejales de la ciudad conseguían asiento en una Junta Permanente de la alcaldía que comenzó a manejar el evento.

Pero la guachafita continuaba todas las ayudas públicas y privadas a los grupos folclóricos terminaban como objeto de una perversa transacción: el grupo o la reina a quien les daban dinero debían conseguir votos al político que los conseguía. Llegó a ser común ver bailarines desfilando con propaganda del respectivo padrino político o empresa patrocinadora. Ahora lo hacen con disfraces alusivos al equipo y empresas del grupo Char.

En 1990 emerge un grupo de conocidos empresarios, dirigentes y académicos con un supuesto  discurso de cambio frente en las costumbres políticas. Le apostaron a  la candidatura de Gustavo Bell a la Gobernación. Y  la promovieron la creación de una sociedad de economía mixta para manejar el Carnaval: Carnaval S.A; que subsiste hasta hoy con pocas variantes; La fundación Santodomingo y la Cámara de Comercio de Barranquilla (cuyo manejo ha sido históricamente atribuido a ese grupo) son los socios mayoritarios que con el Distrito con una participación del 46 %, tenían la misión de organizar la fiesta anual con pulcritud e independencia de los intereses politiqueros. Que terminó siendo un grupo de representantes de los sectores privados con el control de todo en el evento, lo que le ha valido las críticas de quienes creen que éste debería ser manejado por el sector público.

En Carnaval S.A desde entonces maneja un festejo que le significa a sus cabezas estatus y muchas relaciones públicas. Reciben cada año a poderosos de todas partes del país (incluyendo casi siempre al Presidente),  tener conexiones y relaciones con ese tipo de invitados quienes se sienten parte de algo muy exclusivo; quienes en las fiestas privadas de sus miembros cocinan muchos negocios, y se cocinan alianzas para capturar rentas, que es a lo mejor lo que más ocurre. En ese intercambio con funcionarios se enteran por anticipado de decisiones que facilitan hacerlo”, en los palcos y en varios otros escenarios la gente siente que hace parte de lo exclusivo del Carnaval, muchas veces ahí son invitados empresarios o contactos clave para hacer lobby sobre alguna movida. Y eso aplica a cualquier poderoso local, cercano o no a Carnaval S.A. Hace unos años transportadores interesados en la licitación de los buses de Transcaribe en Cartagena fueron llevados con todo pago al Carnaval por empresarios del gas, cuando se estaba definiendo el combustible que tendrían que usar los vehículos del sistema. El conocido gestor cultural llamado Édgar Blanco ( “ organizador del Carnaval de la 44”, con 242 grupos folclóricos y 400 disfraces) es que esa empresa “maneja el patrimonio cultural como si fuera un club privado”.

Inciden en la boletería de los actos centrales y en la adjudicación de los palcos, para su comercialización. Aunque la tradición histórica era disfrutar el festejo desde los bordillos de las calles, la modalidad de palco con costos desorbitantes para el pueblo, permite ver mejor los desfiles.  Poco a poco estos han acaparado el espacio de la Vía 40, quedando solo la zona del sol para silletería y algunos pocos metros de bordillo.  La Alcaldía se queda con uno. Estos espacios públicos los maneja Carnaval S.A porque el Distrito les permite el uso y la explotación por esos días, debido a que como socio dizque no  aporta otros recursos. Los palcos dejan unos cuatro mil millones de pesos anuales, aunque la directora de Carnaval S.A Carla Celia,  que es solo “una parte de los recursos que necesitan para hacer el evento”. En esta ocasión unos 13 mil millones de pesos. Los restantes son aportes privados. De los cuales no se encuentran mayores  informes en  las páginas oficiales de Carnaval S.A.S. Ni del recaudo de algunos eventos, impuestos los bailes de los grandes hoteles y espectáculos del sector privado,  derechos de transmisión, patrocinios de empresa y aportes del Ministerio de Cultura; la Gobernación y el propio distrito.  Este año sólo el 23 % del presupuesto de la empresa se invierte en estímulos para los grupos de hacedores del carnaval más de un millar de grupos con un promedio de integrantes de 100 personas. Mientras el 7% se gastó en un solo evento central el de la coronación de la Reina Fefi.

Sobre las cuentas del dinero denuncia la Silla Caribe, hace más de un año y tres meses la Contraloría Distrital anunció haber detectado un hallazgo fiscal por 776 millones de pesos. Del proceso no hubo más informes porque ya que hay  nuevo Contralor y “el que estaba nos dijo que no precisaba los resultados cuando recibió la llamada de alguien de la Contraloría que quería unas boletas”. Era producto de una denuncia que hiciera Edgard  Blanco a través de  una acción popular en contra del Distrito pidiendo la protección del derecho colectivo al patrimonio cultural y público. En un fallo que fue confirmado en segunda instancia en 2012, la justicia ordenó acabar con la fundación llamada Carnaval de Barranquilla, que había sido creada por estos empresarios privados para poder recibir donaciones y tener ciertas exenciones tributarias. El presunto detrimento fiscal que advirtió la Contraloría en 2014 fue, precisamente, porque supuestamente estaban trasladando pasivos de la Fundación a la empresa Carnaval S.A. Sin embargo, en instancias superiores hasta ahora no se han pronunciado y la tal Fundación aún tiene sus tentáculos.

Según la propia Cámara de Comercio de Barranquilla CCB y Carnaval S.A,  las fiestas de este año le generarán a la ciudad más de $56.000 millones que representan el 0,2 % de su Producto Interno Bruto en cinco días. Más de 1,6 millones de visitantes,   30.000 por vía aérea. Además destaca que más del 95 % de los productos ofrecidos durante el Carnaval son elaborados en el Área Metropolitana de Barranquilla.

Las estadísticas para este año son: Número de visitantes  1’620.000, 45 eventos. El impacto económico que signa actividades productivas formales e informales asciende a $56.000 millones, estos  ingresos se reparten así: el 87 % van al sector formal y el 13 % para el informal. Crea  12.000 empleos temporales  72,4 %  formales y  27,6 % informales.

Ocupación hotelera entre el día viernes (previo al carnaval) y los cuatro días de la fiesta es del 67 % en promedio, viernes y el sábado los de mayor demanda. Visitantes que arriban a disfrutar el Carnaval llegó a los 30.000, de los cuales entre 7 % y 10 %  extranjeros quienes por la tasa del dólar tendrán más poder de compra que los locales.

La reina central se elige alrededor de un pulso de poder, protagonizado por políticos y empresarios, todas las elegidas son de alto estrato. Tener una reina en la familia posiciona y da importancia, porque se vuelven un símbolo de poder Elegida por la junta directiva se obliga a costear lujosos disfraces y espectáculos musicales que pueden valer una  millonada, la hace ser una dignidad exclusiva de  hijas de familias con relaciones y capital. Por ello la corona termina cada año en manos de clanes poderosos políticos y económicos como los Gerlein,  Char,   Abuchaibe.

La mamá de ‘Fefi’, la reina actual es amiga de la esposa de Alex Char, Katia Nule que a su vez fue reina del carnaval anteriormente y trabaja en la Alcaldía, como  directora del programa para la Primera Infancia de la Secretaría de Gestión Social. El papá Victino Mendoza Nicolella uno de los mejores amigos del alcalde Char empresario de espectáculos y discotecas.. Es  gran contratista de obras civiles de las administraciones  charistas, como representante legal de la firma,  Kryptos Ingeniería Integral SAS,  ganó  contratos en 2012 con el Consorcio Circunvalar 3, por 41.783 millones de pesos, para la pavimentación de un tramo de la Circunvalar. La construcción de casas en la Urbanización Las Gardenias por 119 mil millones de pesos. Y un contrato por 83 mil millones de pesos para  remodelar la infraestructura escolar.

Aparte existen  36 operadores que, como Édgar Blanco con el Carnaval de la 44, la Carnavalada de “Ay Macondo” hacen eventos carnestoléndicos por fuera de Carnaval S.A. Organizan desfiles, actividades académicas e investigación. Ejercen poder porque tienen relación con unos 100 mil actores del Carnaval y gestionan en un trámite kafkiano para ellos  los recursos de una bolsa de estímulos que hoy cuenta con 2.200 millones de pesos de la Alcaldía.

Mientras la cuentas de la empresa Carnaval S.A.S. son del tamaño que comenté arriba,  las tradiciones del carnaval han venido a menos: los desfiles masivos impiden observar la coreografía de danzas, los versos de las comparsas y las muestras de disfraces individuales. En la mayoría  del trayecto de los desfiles, los espectadores solo observan el monótono “paso de avance” la coreografía  y representaciones artísticas solo es posible verlas en sus bellas dimensiones frente a los palcos en que se encuentran los  “invitados especiales” y se suponen están los jurados. Estos desfiles masivos, han acabado también con los disfraces individuales espontáneos  de los espectadores “porque ya no tienen espacio donde presentarse” se queja la distinguida columnista de El Heraldo  Lola salcedo y con ella el gestor cultural y escritor Heriberto Fiorillo en sus columnas de estos días “El disfraz espontáneo surgido del entusiasmo y la locura de la fiesta, las parodias sobre la realizad social y política dejó de tener presencia. Sobre todo la crítica política que ha sido desplazada por los monocucos con los colores del equipo Junior que son los mismos de las empresas Olímpicas y qué casualidad del partido Cambio Radical el mismo del actual alcalde Alex “desde que lo que no desfila ordenadamente está fuera de toda posibilidad de ser visto y gozado” “salvo que la camisa floreada, el rabo e’gallo y el sombrero cachaco sean declarados el nuevo disfraz del Carnaval de Barranquilla” anota Fiorillo.

Entre tanto, la mayor parte de los integrantes de las afamadas danzas de relación, congos, garabatos, comparsas y disfraces individuales y colectivos, base de la declaración de Patrimonio Universal Oral e Inmaterial de la Humanidad, pertenecen a los estratos populares, son empleados de la construcción, o trabajadores informales o definitivamente desempleados a los cuales los estímulos y premios, si se los ganan, se les acaba en la misma fiesta en que lo celebran y mientras tanto seguirán luchando por el pan de cada día, debiendo pasar el resto del año haciendo actividades para reunir lo necesario para actualizar el vestuario y la coreografía para el 2018

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