Mis más sentidas y sinceras disculpas públicas por este medio de comunicación social a la Universidad del Valle por haberle llamado "platanal, antro y potrero africano", no se lo merece en sentido académico ni tampoco como la Institución de la cual formo parte y trato de servir de la mejor manera posible.
Debo aclarar que mis reproches surgieron en medio del calor de una discusión sobre lo que sucede en mi amada Venezuela, pues conocí ese país desde 2003 y viví entre 2004 y 2007, siendo además partícipe de su espíritu transformador y revolucionario. Estudié en la UCV la Maestría en Historia de América Contemporánea, y además mantengo estrechos vínculos con amigos que se encuentran en el exilio, después de ser expropiados, marginados y perseguidos políticamente.
Sencillamente no estoy a favor de la dictadura de Nicolás Maduro, ni de su proyecto destructivo de la economía y de las instituciones democráticas. Me duele como si fuera venezolano lo que sucede allá. Mi alusión a la Universidad del Valle no debe leerse como una crítica visceral a la Institución, sino más bien a la cultura que se ha apoderada de ella. A los estudiantes que aún están matriculados en los pregrados y maestria del Departamento de Historia, les pido desculpas por el mensaje, hiperbólico, exagerado y de mal gusto para el público que no me conoce personalmente, pues soy caribeño al hablar, sin tapujos y demasiado mordaz.
La carta publicada por Las2Orillas, mal escrita, completamente manipulada, alterada, viciada y mezquina, me llama racista. Ante esto debo decirles que no solo tengo sangre africana en mis venas, sino también paéz o nasa, judía e hispánica del norte y del sur de la península. En ningún momento mi alusión al continente africano ha sido en términos ni raciales ni pigmentocráticos, tengo muy clara la mezcla general de Hispanoamérica. Lo que no quisiera es que mi país, Colombia, se viese en el futuro en la situación de la hermana república de Venezuela, ni que se convirtiera en inhabitable y precaria, ni que se censurara la libertad de expresión.
Cuando comparo a la U con África no es por motivaciones raciales ni de clase, no tengo esos complejos ni prejuicios, no soy partidario ni de las sociedades estamentales ni del blanquismo. Mi tesis doctoral es precisamente sobre la Revolución de Saint Domingue (Haití) y sus efectos en el Santo Domingo español, e incluye tanto la guerra civil por la igualdad legal de todos los colores, como la emancipación universal de los esclavos, decretada el 29 de agosto de 1793 en la colonia francesa y ratificada el 4 de febrero de 1794 por la Convención Nacional de París. Como individuo creo vehementemente en la libertad, en la igualdad ante la ley y en la fraternidad entre los hombres y mujeres, incluida la población LGBTI. También en el amor, en la vida y en la paz de Colombia y del mundo. Mi referencia exagerada y desproporcionada alude a sus graves falencias en infraestructura, especialmente los baños, los salones, los equipos. a la dejadez que proyecta en sus edificios, y a la falta de respeto de ALGUNOS de los estudiantes al uso y preservación de los bienes y recursos públicos. Mi crítica va dirigida contra la mediocridad y las prácticas que siguen repitiendo los esquemas mentales tercermundistas".