El ibaguereño Carlos Lozano Guillén fue un férreo activista que militó durante gran parte de su vida en el Partido Comunista Colombiano, llegando incluso a formar parte de su Comité Ejecutivo Central y a dirigir durante 24 años el periódico ‘Semanario Voz’, al que llegó como reemplazo de Manuel Cepeda Vargas, padre del senador Iván Cepeda, después de haber manejado la sección juvenil durante otros varios años. Su vida fue el comunismo, tal así que incluso antes de militar en el Partido Comunista en Colombia ya había sido dirigente de las juventudes comunistas en Hungría. Su labor le valió para ser designado como 'Caballero de la Legión de Honor', la más conocida e importante de las distinciones otorgadas en Francia.
El 23 de mayo se cumplieron 5 años de su fallecimiento a causa de un cáncer colorrectal y su hijo, Carlos Lozano Sierra, le dedicó unos sentidos mensajes a través de su cuenta de Twitter.
Hoy hace 5 años murió mi padre, @carloslozanogui, luego de su última batalla contra el cáncer. Con él se fue parte de mí. Recibí su ejemplo de lucha por la paz, la unidad de la izquierda y el periodismo comprometido con las causas de la emancipación y la dignidad. pic.twitter.com/jLfmH6yjNm
— Carlos Arturo Lozano Sierra (@CarlosLozanoSi) May 23, 2023
Lozano Sierra define a su padre como un hombre comprometido con sus causas. Recuerda que desde que era bien niño ya lo llevaba a sus actividades políticas, lo que inculcó en él un amor por la paz, la izquierda y un periodismo comprometido e invita a todos los comunistas que lo estudien y lo tengan como un ejemplo a seguir.
Pero en una vida de lucha no todo puede ser color de rosa. El llevar con orgullo la bandera de la hoz y el martillo y el haber sido uno de los mayores facilitadores de las negociaciones entre las FARC y el Estado le significó a Carlos Lozano Guillén ser una figura incómoda para los poderosos, lo que se tradujo en persecuciones y amenazas constantes en su contra. Su hijo las recuerda muy bien.
El director de Semanario Voz fue víctima de atentados con explosivos, tuvo sicarios respirándole en la nuca y lidió con montajes malintencionados. A raíz de todo esto, tuvo que salir muchas veces del país. Sin embargo, nunca se exilió, porque como cita Lozano Sierra "no podíamos abandonar un pueblo que estaba siendo masacrado".
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