Para algunos fue sorpresa la llegada de Carlos Holmes al Ministerio de Defensa. ¿Cómo no iba a serlo si como canciller venía teniendo los más visibles logros y resultados positivos para al gobierno (no es solo una opinión del autor de esta columna, las encuestas de opinión en serie lo venían calificando como el mejor ministro del gabinete) tanto en imagen positiva como reconocimiento y política de gobierno?
En su condición de jefe del Estado, el presidente Duque decidió trasladar a Trujillo al Ministerio de Defensa, lo cual tiene todo el sentido, como ya mencioné. Holmes ya había sido comandante en jefe de las Fuerzas Militares y de Policía en Cali cuando tuvo la oportunidad de ser Alcalde de la ciudad. Asimismo, en su paso como Alto Comisionado para la Paz tuvo la oportunidad de ampliar su conocimiento y experiencia en temas de seguridad nacional y paz.
Lo anterior sin olvidar que como constituyente trabajó en pro de construir condiciones de seguridad y fortalecer las instituciones, entre ellas las Fuerzas Armadas. Además, en su ejercicio como ministro del Interior, fue un gran vocero y defensor de las fuerzas en el plano regional y al interior del Congreso de la República. Finalmente, y no menos importante, como candidato a la vicepresidencia y posteriormente como precandidato presidencial le presentó al país una serie de propuestas en materia de defensa y seguridad de gran acogida como el programa Casa (Centros de Acción Solidaria Anticriminal).
Por lo anterior, entre otras condiciones políticas, institucionales y profesionales, el presidente Duque le entregó al ministro Holmes la bandera de la seguridad del país, en un momento además crucial para el país: el denominado paro nacional, que empezó el 21 de noviembre y a hoy se mantiene vigente.
El anterior fue el primer gran reto para Carlos Holmes, quien no ha sido inferior al mismo y por el contrario ha tenido la mayor congruencia, consistencia y contundencia a la hora de defender la institucionalidad del país, respetar a los manifestantes pacíficos y rechazar el vandalismo.
Mi instinto me dice que Holmes, por su tono, estilo, discurso y decisión, será el ministro de Defensa que los colombianos quieren: un ministro con cariño a las Fuerzas Militares y de Policía, combativo con los criminales, cercano a la ciudadanía y respetuoso de la democracia.
Posdata. Hay dos actos en el poco tiempo que lleva el ministro de Defensa en su cargo que materializan ya lo escrito en la columna:
1. La visita a los policías heridos luego de la bomba en la Estación de Policía en Santander de Quilichao, así como su presencia en este municipio al día siguiente de este acto terrorista.
2. El recorrido por las calles de Bogotá el día 22 de noviembre, visitando conjuntos dando tranquilidad a los ciudadanos y saludando militares y policías agradeciendo su permanente defensa de la democracia y orden nacional.