En una lluviosa noche los paramilitares asesinaron 7 jóvenes y 25 más fueron detenidos y desaparecidos de manera forzada en Barrancabermeja. Dentro de estos se encontraban una mujer, un anciano de 76 años y dos menores de edad de 16 años cada uno.
El sábado 16 de mayo desde tempranas horas se vio en el sector un amplio despliegue de la fuerza publica que consistía en hacer retenes en las calles en los que le pedían documentos de identificación a la gente a manera de requisa en los barrios populares.
El comandante del batallón Nueva Granada había emitido la orden numero 100, que consistía en montar un reten militar con tanques de guerra en el sitio denominado el “RETEN” entre las 6:00 am del 16 de mayo y las 6:00 am del 17 de mayo. Inexplicablemente, media hora antes de la incursión paramilitar el reten fue levantado.
En ese momento en Barrancabermeja habían dos ciudades, una del puente hacia los barrios sur y nororientales y la otra del puente hacia el centro de la ciudad. La fuerza publica por no tener el control de la primera, tachaban de subversivos o zona roja a todos los pobladores de este sector. Fue tanta la presión que se maquinaron como ejercer el control y llenar de miedo a esta población. Planearon con tres meses de antelación y en conjunto con la fuerza pública de la época una incursión paramilitar en la ciudad con el objetivo de sembrar terror y miedo el 16 de mayo del 98.
Ese sábado aproximadamente a las 9:30 p.m, dos camionetas carpadas 350 y una camioneta de platón doble cabina llegaron a la cancha de fútbol del barrio El Campin. En los vehículos venían entre 20 y 30 hombres fuertemente armados que llegaron vociferando al salón de billar, ultrajando y golpeando a las personas que en ese momento se encontraban ahí.
Carlos Castaño Gil, quien fungía como jefe de las autodefensas había manifestado que para tener el control de Barrancabermeja había que “cerrar el candado y apretar la tenaza”. Con ello lo que quería decir era que iba a tomarse militarmente la ciudad ya que era la única que no estaba bajo el control paramilitar.
Las década del 80 y 90, los grupos subversivos eran los que tenían el control militar e impartían las normas de conducta en Barrancabermeja. De las 7 comunas que conforman la ciudad, la 5 y la 7 eran las de mayor confrontación entre la fuerza publica y los grupos guerrilleros.
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