Para el gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, los resultados de las elecciones al Congreso solo se pueden interpretar como un baldado de agua fría. Sin duda, Caicedo fue uno de los grandes derrotados de la jornada, ya que, en su movida para convertir a Fuerza Ciudadana en un movimiento político de alcance nacional, con personería jurídica y bancada propia en el Senado, se estrelló contra la realidad del umbral y con la incapacidad de crecer más allá del capital de opinión del académico Gilberto Tobón y de sus propias bases en Magdalena.
Con cierto agravante para la izquierda, porque si Caicedo no hubiera insistido en jugar con lista propia, la lista al Senado del Pacto Histórico hubiera alcanzado cerca de 20 senadores.
Con el 99,41 % de las mesas informadas en el boletín 69 de la Registraduría, la lista de Fuerza Ciudadana registra 439.596 votos, es decir, le faltaron cerca de 50.000 votos para superar el umbral e ingresar mínimo tres nombres a la cifra repartidora. Un resultado que se distancia de lo alcanzado por Caicedo en la consulta presidencial de 2018, donde alcanzó 514.978 votos, y muy alejada del millón y medio de firmas que avalaron la inscripción de Fuerza Ciudadana.
Con dos sorpresas: Gilberto Tobón se convirtió en el “quemado” con la mayor votación individual —con 173.558 votos— y Hollman Morris —quien decía ser el senador de Petro y 100 % antiuribista— no alcanzó ni diez mil votos (Bogotá no le camino a Hollman).
Más allá de las cifras, el hundimiento de la lista al Senado de Fuerza Ciudadana —en Magdalena alcanzó un escaño en Cámara— tiene varios impactos para Caicedo, al menos, desde tres frentes: primero, estanca su estrategia de posicionamiento nacional; segundo, limita sus posibilidades para avalar candidatos en las elecciones regionales de 2023; y tercero, impide que se convierta en un jugador estratégico en un eventual gobierno de Petro.
Pues con Fuerza Ciudadana, el gobernador pretendía posicionar su programa en el ámbito nacional, construyendo una sólida plataforma electoral de cara a las presidenciales de 2026; además, una bancada propia en el Congreso le podría haber garantizado cierta autonomía o margen de maniobra ante Petro.
Lo cierto es que a Caicedo no le alcanzaron los números y deberá esperar hasta 2026, pues la única forma para que un movimiento ciudadano se convierta en partido político es superando el umbral del 3 % de la votación válida en las elecciones legislativas, ya sea en la lista al Senado o en la sumatoria de las votaciones de las listas a Cámara. Así lo dice el Artículo 108 de la Constitución y no hay otra opción.
De ahí que Caicedo (así no pueda participar en política) sea uno de los grandes derrotados de la jornada electoral, con un saldo rojo que lo obliga a reconsiderar su posición ante Petro y su estrategia de cara a 2026.