Carlos Antonio Vélez está convencido que Colombia clasificó al mundial de Brasil porque le sacó 18 puntos a los cuatro equipos que quedaron eliminados del mundial. Para él no contaron las goleadas que se les propinaron a Uruguay en Barranquilla y a Chile en Santiago. No sirvió el triunfo contra Ecuador de local y el empate en Buenos Aires. Empecinado en desmeritar el proceso más importante en la historia de nuestro fútbol, Vélez continúa despotricando contra el técnico argentino.
En Palabras mayores, su grandilocuente columna radial, acaba de decir que Colombia gana los partidos por sus individualidades y que el rival nos perdone. Para él el único trabajo táctico que despliega el equipo se lo debe a la memoria táctica que dejaron los entrenamientos de Bolillo Gómez – Que en opinión del rey de la palabra fue injustamente sacado de la selección por un hecho menor como fue golpear a una mujer- y a la herencia que jugadores como Fredy Guarín, Cristian Zapata o James Rodriguez, tomaron de las juveniles timoneadas por Eduardo Lara.
En su afán por enrarecer la atmósfera que rodea a la selección, destiló su acostumbrada mala onda afirmando que las derrotas de Argentina, Brasil, Bolivia y Venezuela iban en contra de nuestros intereses. Nada más distante de la realidad. Los pentacampeones, sin Neymar, son un equipo del montón y el resultado más lógico es que perdieran de visitantes contra Chile. Venezuela se quedó en eterna promesa y, aparte de Salomón Rondón, ninguno de sus jugadores tiene una presencia importante en Europa. Lo de Buenos Aires anoche fue simplemente un accidente, un hecho aislado que no va a determinar la tendencia en la eliminatoria. Ecuador presenta uno de sus equipos más débiles en los últimos años y si ganó fue por la ausencia de Messi y, sobre todo, por la crisis interna que sufre la albiceleste después de haber perdido la pasada Copa América y Uruguay estaba obligada a ganarle a los del Altiplano ya que nunca antes una selección boliviana había presentado un nivel tan paupérrimo.
Está bien ser crítico pero no mala leche. El señor Velez, con todo y lo desactualizado que anda, debería saber lo difícil que es ganar en la eliminatoria y sobre todo con la presión de ser local. Colombia no jugó bien ayer. El calor asfixiante y la mala Copa América pesaban como un yunque. Había que ganar con garra, apelando a la eficacia. De malas con los peruanos, ellos tuvieron dos y no las metieron: nosotros tuvimos tres y se fueron adentro dos. Así es el fútbol de cruel y de hermoso.
Las victorias de Don José son paladas de tierra sobre el cadáver insepulto de Vélez. El hombre que dijo, en pleno mundial, que James era un jugador sobredimensionado, que Colombia perdería contra Japón, que Chaka Palacios era mejor que Iván Ramiro Córdoba y que Víctor Aristizabal era el mejor delantero del futbol suramericano por encima de Romario o Batistituta ahora se atreve a criticar a los laterales Frank Fabra y Santiago Arias diciendo que, si bien tienen salida, van a ser dos huecos por donde los uruguayos nos destrozarán el martes. Este dinosaurio que aún añora el bilardismo impuesto por el Bolillo, no se da cuenta que el fútbol moderno se define por las bandas y que los dos jugadores menores de 24 años han demostrado, a pesar de su juventud, tener la jerarquía para reemplazar a Zuñiga y Armero.
Por más que lo intente el señor Vélez no podrá con Don José. Igual el único que escucha su programa soy yo, anhelando a que se le caiga una de sus perlitas. En ese sentido Carlos Antonio nunca me ha decepcionado.