Es un luchador. La primera vez que el país supo de él fue el 21 de agosto del 2013. Transcurría el Paro Agrario y Carlos Andrés Amaya, entonces Representante a la Cámara, decidió acompañar a los campesinos que se agolpaban en el municipio de Germania, Boyacá. Habían resistido las heladas temperaturas durante más de 30 días y tenían una pequeña tregua. Se sentaron al lado de la carretera y tomaban un caldo que hicieron en una olla comunitaria cuando irrumpió el Esmad. Sin mediar palabra recibió, como buena parte de los manifestantes, una tunda que le dejó moretones en todo el cuerpo.
Cinco años después este campesino de Socha Boyacá es gobernador de su departamento. Tiene 34 años y desde su época de estudiante de ingeniería electrónica en la Universidad Pedagógica y Tecnológica (Uptc) de Sogamoso, fue uno de los líderes estudiantiles más tenaces y aplicados, el último que ha llegado a una gobernación que ha visto como en sólo dos años el nivel de pobreza de Boyacá se redujo 6,7 por ciento, un porcentaje muy superior al del país que apenas llegó al 0,9 por ciento. Su labor como presidente de la Federación Nacional de Representantes Estudiantiles de Educación Superior Fenares. Una de sus preocupaciones fundamentales fue el derecho a una educación pública de calidad.
Su nueva cruzada tiene que ver con el Fracking. Para él lo más importante no es el petróleo sino el agua. Las cantidades de agua requeridas para explotar petróleo o gas podrían contaminar las reservas hidrícas. Por eso se cerró contra los deseos de petroleras internacionales como la empresa polaca Geofyzika Torum Services quienes buscaban conseguir 257 km de territorio en donde pensaban buscar petróleo. Buena parte de ellos estaban en Boyacá. El gobernador apoyó la lucha de la Red de Colectivos Ambientales de Boyacá, quien presionaron hasta el punto de conseguir que el Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (FONADE) decidió terminar el contrato con los polacos.
Es una de las tantas peleas que espera ganar Boyacá contra la explotación petrolera. Ante el Tribunal Administrativo de Tunja presentó una acción popular contra la Agencia Nacional de Hidrocarburos y FONADE para que prohíban todo tipo de actividades relacionadas con la etapa de exploración o estudios sísmica, así como la etapa de fracking en Boyacá.
La lucha ha sido ardua. Son 13 los municipios que deben ser defendidos. La población está alerta. En junio, mientras jugaba la Selección Colombia su partido del mundial contra Senegal, hubo una denuncia de que iban a intervenir el lago de Tota pero la población se alertó en redes y reaccionaron.
La inconformidad de la gente ha generado disturbios. Amaya ha logrado contarrestarlos convocando a audiencia a Orlando Velandia, Presidencia de la Asociación Nacional de Hidrocarburos para que escuchen a la gente y se den cuenta de irregularidades como la pobre socialización que han tenido con la comunidad a la hora de explicar los proyectos.
Todavía cree que el modelo de países como Alemania, Francia o la mayoría de estados de Estados Unidos, de prohibir el fracking y buscar alternativas como la energía solar, es el camino. Por eso, en su pelea contra las petroleras, soltó una de las mejores frases que haya dicho un gobernador en los últimos años: “hacer fracking responsable es como decir que a una mujer se la puede violar responsablemente o que le van a dar garantías para ser violada”. Por ahora ya ganó su primer round. Está tranquilo, parado en su esquina, esperando propinarle K.O definitivo al fracking en Colombia.
