Cuando Carlo Ancelotti fue despedido del Real Madrid en junio del 2015, después de no ganar nada en esa temporada, James Rodríguez se sintió desolado. Con ningún otro técnico en su carrera, a excepción tal vez de Julio César Falcioni, el argentino que creyó en él en el 2008, cuando a los 18 años dejó el Envigado para ir a Banfield, James no había estado tan cómodo en un vestuario. Por fin era él.
Como tantas otras estrellas del fútbol mundial, James Rodríguez necesita amor, comprensión. Necesita alguien que le recuerde que esto es un juego y que hay que disfrutarlo. Cuando James se siente bien en el terreno de juego, todo brilla, hasta su propia vida.
James Rodríguez es el futbolista más importante de nuestro país, no sólo por haber sido el único colombiano en salir goleador de un mundial, sino por su primera temporada en el Madrid. Marcó 17 goles y, como el mismo Ancelotti lo reconoce, hizo hacer más de 50 goles a Ronaldo. Ancelotti, como Pekerman y el mismo Queiroz, no cree tanto en los conceptos tácticos como en las personas. Por eso no para de hablar con él. Cualquier duda que tiene James Ancelotti trata de resolverlas.
Pensar que James es indisciplinado es de lo más absurdo que se pueda haber dicho. Su mamá, Pilar Rubio, lo obligaba a jugar cuando era niño incluso estando enfermo. James se convirtió en el mejor jugador de la historia precisamente por eso, por su capacidad de llevar al límite su cuerpo. El problema es cuando se enfrenta a técnicos cuadriculados como Rafa Benítez.
Con el español fue el que tuvo que enfrentarse a la cárcel táctica de moverse en bloque, de trabajar su físico hasta convertirse en un atleta. Y James olvidó que el fútbol es un juego en donde no se rinde sino que se disfruta. Con Zidane este calvario llegó a límites inconcebibles. Fueron años de penuria total. A la desmoralización de no jugar se sumó los comentarios de los tabloides españoles que lo ubicaban, sin pruebas, ni fotos, en discotecas, viviendo al máximo la noche madrileña.
Ancelotti, como Zidane, fue un gran jugador. Ganó todo con Italia, con el Milan. Allí conoció a su maestro, Arrigo Sacchi “Solo al final de mi carrera pensé en ser entrenador. Fue cuando Sacchi se fue del Milán y me preguntó si me iba con él, y decidí hacerlo; con Capello había jugado poco y decidí retirarme”. Ancelotti, con sólo 33 años, fue el asistente técnico de Sacchi en el Mundial de Estados Unidos 1994.
Pero a diferencia de Zidane, Acenlotti disfruta del juego, de jugadores llenos de talento, capaz de quebrar cualquier defensa con un pase mágico. Su entrenamiento está enfocado en la recuperación física de sus jugadores, no en la intensidad, lo que hace que muchos de esos futbolistas no se lesionen tanto.
Ancelotti contra todo pronóstico y contra los consejos del periodismo especializado se llevó al Everton a James y allí, soltándole cuerda, consiguió que volviera a ser la estrella que deslumbró al mundo del fútbol. En este momento el Real Madrid lo extraña.
James tuvo entre el 2018 y el 2020 12 lesiones, una de ellas fue justo antes del Mundial de Rusia en donde sólo pudo jugar completo un partido entero. Con Ancelotti ya lleva de titular cinco partidos seguidos de titular y espera, en esta fecha de eliminatoria, romperla bajo la dirección de Queiroz.