En el Brasil todo es grande: su territorio, su selva, sus ciudades, su Cristo del Corcovado, o Cristo Redentor, sus futbolista, sus músicos como Vinicius de Moraes; Gilberto Gil; Caetano Veloso; Djavan; Joao Gilberto; Baden Powel; Clara Nunez, Toquinho, entre otros muchos, que viajan por el mundo de CD en CD.
Cuando la música con raíces africanas, como la Samba, la Brega, el Choro, el Forró, la Lambada, ha arrullado la infancia, es difícil liberarse de esos ritmos que son trozo de la esencia que forma parte de la vida, tal es el caso de uno de los mejores músicos de hoy: Carlinhos Brown.
En ese inmenso territorio, el quinto más grande del mundo, colonizado por portugueses, en ese país que realiza uno de los carnavales más populares “do mundo”, allá nació uno de los músicos que ha alcanzado gran reconocimiento y popularidad. Sus cantares son aclamados por miles de personas del planeta y en los lugares en los que se presenta, quedan pequeños los escenarios.
El hombre se llama Antonio Carlos Santos de Freitas, pero de tanto cantar y meterse en el corazón de la gente, de tanto aplauso de homenaje a su arte, perdió su nombre de bautismo y se convirtió en Carlinhos Brown, un músico que atrae multitudes en donde quiera que llega.
Los biógrafos hablan que tuvo una juventud nada fácil en la favela en la que transcurrió su infancia y en la que, con un medio descuido para vivir, podría haberlo lanzado a la delincuencia pero la vida, generosa, lo hizo musico.
Un día cualquiera decidió rendir homenaje a sus ídolos que llenaban su espíritu y optó por el apellido Brown, en honor a James Brown y a Rap Brown el uno músico y el otro un aguerrido militante de los Panteras Negras.
Cuentan que fue Oswaldo Alves da Silva, maestro del bongó, quien lo introdujo en el mundo de notas y pentagramas. Primero se enamoró del tam tam de los tambores y luego se hizo experto en las diversas percusiones que se atravesaban en su camino. Desde esa época se reconoció su maestría y fue aclamado como de los mejores en su arte.
Cuando por los años de 1980, el reggae que venía de Jamaica, se fue abriendo camino entre la Samba de su tierra y además el Pop, casaba matrimonio con sus ritmos autóctonos, Carlinhos Brown, empezó a crear un repertorio particular, una fusión entre samba y pop.
El primer trabajo que le hizo popular fue Visão do Ciclope, en 1985, con gran éxito y de ahí en adelante le iría llegando ese reconociendo que llaman fama, misma que le da el premio Caymmi de la música.
Posteriormente gracias a la interpretación de Meia Lua Inteira , por Caetano Veloso, el nombre de Carlinhos Brown, se vuelve internacional.
En 1990, se convierte en uno de los más solicitados percusionistas para acompañar a estrellas de la música brasileña como Joao Gilberto, y Djavan, entre otros, quienes se lo llevan a sus giras internacionales.
Tanta experiencia acumulada, tanto compartir con los grandes le estimulan a emprender su carrera en solitario y con temas que hablan de paz y respeto, en 1996 Brown, entrega al publico un compilado de canciones que la crítica y la gente no para de aplaudir.
Dueño de un gran espíritu social y solidario, y en armonía con la propuesta que hace en sus canciones, gran parte de su dinero ganado con la música, lo invierte en mejorar su favela natal.
Su voz y el despliegue de percusionistas en 2003 crea temas tan exitosos como Carlinhos Brown é Carlito Marrón, y se vuelve un espectáculo que el mundo quiere admirar y su agenda se queda corta para atender invitaciones de todas partes del mundo.
Como parte de la programación del XIX Festival de Música, Petronio Álvarez, Carlinhos Brown, estará en Cali. Será el invitado internacional el sábado 15 de agosto en la noche.
Sera un espectáculo de música con sonidos ancestrales, con fondo de tambores que marcan el ritmo alegre del corazón para celebrar la vida y con mensajes que canta, cuenta y comparte, hablando de respeto, de paz, de inclusión, uno de los grandes músicos de este tiempo: Carlinhos Brown.