En 2014, Amanda Azucena Castillo, exrectora del Gimnasio Castillo Campestre, lideró una campaña de abuso y desprestigio en contra del joven estudiante Sergio Urrego; esta injusta y violenta persecución, alimentada por los prejuicios de Castillo, llevó a Urrego al suicidio.
El 30 de abril, Castillo fue declarada culpable de los delitos de falsa denuncia y ocultamiento, alteración o destrucción de elementos de material probatorio. La única razón por la cual Castillo no fue condenada también por el delito de discriminación agravada fue porque estos cargos precluyeron el año pasado por vencimiento de términos.
En un país como el nuestro, en donde aquellos en posiciones de poder con frecuencia abusan de aquellos sobre quienes ejercen autoridad, la condena de esta mujer cruel y despiadada nos da algo de esperanza.
Esperemos que ningún joven en Colombia tenga que sufrir nuevamente la persecución y humillación que tuvo que soportar Sergio Urrego a causa de su inclinación sexual.