Los maestros habían expresado su aprehensión ante la idea de volver a las aulas de clase cuando todavía no se ha superado la contingencia de salud pública generada por la pandemia de COVID-19.
Este hecho no es solo un testimonio de la falta de empatía de la senadora, sino que además deja en evidencia la posición de privilegio desde la cual juzga y critica a los demás, sin hacer nunca el esfuerzo por ponerse en el lugar del otro.
Definitivamente, estos no son los senadores que necesita Colombia.