Desde la década de los 80 Colombia fue referente del carbón en el mundo. El Cerrejón, en la Guajira, fue la mina a cielo abierto más grande de América Latina, en agosto de 1985, ya exportaba un millón de toneladas desde Puerto Bolívar a donde el carbón llegaba por el ferrocarril de 150 k desde la mina, para compradores de Europa y en Oriente Medio a Turquía e Israel. Casi 40 años después no llegará más carbón a Israel desde Colombia. Así lo ha dispuesto el presidente Gustavo Petro quien ferviente defensor de la causa palestina ya había anunciado el 1 de mayo la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel por lo que considera un “genocidio” en Gaza.
Israel ha mostrado ser un buen cliente para Colombia durante casi cuatro décadas – dicen los conocedores del negocio-, desde cuando el vicepresidente comercial, León Teicher, abrió esos mercados para Carbocol, que en ese momento hacía parte del contrato de asociación 50/50 Carbocol- Intercor (filial de Exxon). El año pasado Colombia exportó 3,043 millones de toneladas por USD 446,9 millones a Israel. Drummond vendió USD 177 millones (1,38 millones t) y Cerrejón USD 269,7 millones (1,66 millones t), según losdatos.com con base en Dian.
Claudia Bejarano, la presidenta de Carbones del Cerrejón desde 2021, tendrá que hacer frente a la nueva situación para la empresa que es 100 % de Glencore, una de las compañías de comercialización mineras más grandes del mundo, fundada por Marc Rich en 1974, y cuyo CEO y principal accionista es hoy Ivan Glasenberg, sudafricano-australiano. Glencore se hizo a la totalidad de Carbones del Cerrejón desde el 31 de diciembre de 2020 cuando compró el 33,3 % que tenían BHP y Anglo American por USD 588 millones. El año pasado sus exportaciones a Israel representaron el 7,7 %.
Lea también: Las millonarias ganancias de Cerrejón manejado por una poderosa mujer sel sector minero
No solo se trata de las exportaciones a Israel. El presidente Petro tiene en mente medidas para impedir la expansión de la mina, transición en la que el pesado sindicato quiere participar activamente, prendiendo las alarmas con un conato de huelga a comienzos de este año.
El 10 de agosto pasado conversó con el presidente de la Confederación Suiza Alain Berset, de visita en Colombia, para llegar a una concertación entre Suiza, Colombia y Glencore, con relación a la operación de El Cerrejón, y la posibilidad de darle una “salida concertada”.
En Drummond José Miguel Linares, su presidente desde hace 10 años tiene entre manos el nuevo escenario creado por Gustavo Petro, dado que en los últimos años ha dirigido alrededor del 7 % de sus exportaciones a Israel. La multinacional fundada en 1935 por Herman Drummond empezó en Colombia 1994 en La Loma, en el Cesar, tiene 2.162 millones de toneladas en proyectos en El Descanso desde el 2009, El Corozo (2020) y el Descanso Sur (2022). El año pasado exportó desde su Nuevo Puerto en Ciénaga a 23 países, entre ellos a Israel con el 5,2 %.
Más sensibles que los efectos sobre Cerrejón y Drummond, son las consecuencias sobre los ingresos del país, y especialmente sobre La Guajira y Cesar, departamentos en que alrededor del 50 % del PIB está representado por carbón. En términos de regalías, impuestos y contribuciones se estima un impacto de $650.000 millones, de los cuales $100.000 millones van directamente a esos departamentos. Las mineras internacionales siguen teniendo reputación a pesar del discurso negativo del presidente frente a la economía extractiva y su efecto sobre el medio ambiente.
¿Qué tanto afecta a Israel la decisión de Petro?
Las consecuencias no son de doble vía. Mientras Colombia recibe ese impacto en su economía, Israel puede sustituir fácilmente sus proveedores en un mercado donde se registran grandes aumentos de producción. China, India e Indonesia marcaron récords en 2022 y en los primeros meses de 2023, Indonesia exportó 500 millones de toneladas, cifra nunca antes vista. Australia, uno de los países que tradicionalmente se enlista entre los pro-Israel aparece como candidato a suministrar los 3 millones de toneladas que dejará de recibir de Colombia. Es el quinto productor mundial de carbón y el primer exportador.
Otro punto son las relaciones comerciales entre los dos países que pueden salir maltrechas- Colombia y el Estado deIsrael suscribieron un Tratado de Libre Comercio en 2014, que fue ratificado por los congresos de ambas naciones. Está vigente desde agosto del 2020 y en él se prevé que “no pueden adoptarse o mantenerse prohibiciones o restricciones a la importación o exportación mercancías provenientes del otro país”.
Expertos aseguran que solamente se pueden realizar restricciones temporalmente con bienes esenciales y en circunstancias “críticas y específicas”, debidamente comprobadas. En caso contrario el acuerdo podría ser demandado, con todo lo que ello implica, empezando por los enormes costos de abogados para una defensa ante la Organización Internacional del Comercio.
Lo demás, son las implicaciones sobre otros acuerdos internacionales que cubren las condiciones de comercialización de las empresas exportadoras de carbón. Los exportadores han señalado que la determinación del presidente no se fundamenta en una razón de política comercial, sino en una de carácter “moral” que no se ajusta a las normas.
Lo que no necesita demostración es que una decisión por parte de Colombia como prohibir la venta de carbón aumenta la incertidumbre jurídica del país, pone en tela de juicio el cumplimiento de los acuerdos vigentes, y es un duro golpe a la confianza de los inversionistas extranjeros.
Lea también: La Organización Ardila Lülle y otras 100 empresas colombianas tienen negocios con Israel