Desde que empezó en 1992, en los apagones del infausto gobierno de Gaviria, La luciérnaga partió en dos la historia de la radio. Sí, la idea fue del maestro Guillermo Díaz Salamanca, pero a uno le quedó fue la voz del doctor Peláez. En ese momento no sabíamos que este ingeniero químico, amante de los boleros, fuera algo más que el mejor analista futbolero del país. Durante más de veinte años llevó la batuta en un programa que fue inmune, incluso a la partida de su creador y show man: Díaz Salamanca.
Su memoria prodigiosa y su cultura musical eran enciclopédicas. Uno iba en un taxi y la bulla de la música de moda cedía gracias a su buen gusto, a la dulzura de una canción de Toña La Negra o Luis Alcaraz. Cuando llegó Gardeazabal la dupla fue fantástica y se complementaba muy bien con el humor de Don Jediondo y Risa Loca.
Amante de su oficio, el doctor Peláez no dormía. No solo dirigía el programa más popular de la radio nacional sino que estaba al frente del Pulso del fútbol, labor en la que estuvo hasta diciembre del 2016. La dupla que hizo con Iván Mejía fue épica. Él defendía a los jugadores amantes de la vida y las mujeres como el maestro Jairo Arboleda o el Tino Asprilla, mientras Iván Mejía lo criticaba porque le gustaban los jugadores que no fueran tan líricos. Las anécdotas que los amantes del fútbol escuchamos en ese programa son fascinantes. Los cigarrillos que se fumaba Falcioni a escondidas del profe Ochoa, técnico del América de la década del ochenta, las conversaciones con el Caimán Sánchez o el Chato Velásquez, las formaciones del Quindio de hace setenta años. Es que Peláez todo lo sabe, es Funes el memorioso.
La luciérnaga y el Pulso del fútbol siguen siendo programas de éxito, al fin y al cabo Gustavo Gómez Córdoba y César Augusto Londoño conocen su oficio. Sin embargo, uno no puede ser tan necio como para negar lo inevitable: el maestro Peláez es una fuerza de la naturales y todos nos quedamos huérfanos cuando se fue. Ahora, en los setenta años de Caracol la empresa que él ayudó a ser grande, inmensa, lo invitó de nuevo a que pasara la tarde en La luciérnaga y la felicidad es inmensa. Ojalá vuelva, ojalá los españoles perdonen lo que tengan que perdonar. Lo cierto es que ambos se hacen falta. Caracol y Peláez son una dupla tan importante como Julio Sánchez Cristo y la W. Por el bien de todos, Doctor Peláez, regrese a su casa, que en RCN jamás explotarán ni entenderán su talento. Usted lo sabe.