A Gustavo Petro lo atacaron desde todos los frentes cuando fue alcalde de Bogotá, pero no porque estuviera haciendo las cosas mal, o por ser un corrputo y robarse la plata. Los medios de comunicación, principalmente RCN y Caracol, los tildaron de ser un incapaz porque decidió no darles más plata. Les quitó los contratos de publicidad y desmonopolizó el negocio de las basuras en control de William Vélez y Alberto Ríos, esposo de Darcy Quinn, “periodista” de Caracol Radio.
Entre 2011 y 2014, periodo en el que Petro era alcalde de la capital, la desigualdad se redujo en 8,6 %. Todo esto gracias a las ayudas que recibieron los hogares más pobres: educación gratuita, salud subsidiada y servicios públicos. Petro fue quien implementó el mínimo vital de agua para los estratos 1 y 2, pero para Peñalosa eso no es posible porque los que pierden son “la ciudad”, es decir, no es negocio, pero que la gente no tenga para ni siquiera pagar el agua no es importante.
Petro fue multado por la Contraloría por bajar las tarifas de TransMilenio, además dio otros subsidios dentro del transporte, cosa que no le gustó nada ni a Peñalosa ni a Juan Carlos Granados, contralor distrital y ficha política de Vargas Lleras. Ahora le suspendieron la multa y por fin la justicia fue sensata porque no es posible que alguien se vea multado o perjudicado por intentar reducir la desigualdad en la ciudad.
Gustavo Petro quiere ser presidente de Colombia, pero en el camino tiene que derrotar a Vargas Lleras, que ha intentado empapelarlo y ponerle trabas desde los poderes institucionales que maneja, como lo es la contraloría.