No solo los Cerros Orientales de la Sabana bogotana enfrentan la presión de constructores. A escasos 20 minutos del páramo de Sumapaz, en la localidad de Usme, ya se construyen torres de apartamentos de más de 10 pisos, lo que preocupa a la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y a su director, Néstor Franco.
De ahí que la entidad, aprovechando la misma composición del nombre del vital páramo, esté lanzando la campaña “Suma-Paz”, que invita a todas las entidades públicas competentes y a la sociedad civil en general a generar un cordón de protección ciudadana en torno al páramo de Sumapaz, el más grande del mundo.
“En el escenario del posconflicto, el páramo va a quedar desprotegido. En el escenario de conflicto de los últimos 50 años, ha sido escenario o territorio de guerra porque por él se transita muy fácilmente desde Caquetá, los Llanos Orientales, Huila y se comunica con Bogotá; ha sido una zona de tránsito regular de los movimientos subversivos y eso ha impedido que el ciudadano común y corriente suba al páramo (y a muchas montañas en general)”, explicó Franco en entrevista.
“Si antes no podíamos subir al páramo por temas de seguridad, la gran preocupación es que ahora el páramo quede en condiciones de paz. Se va a tener mucha presión agropecuaria, ganadera, minera y urbanística. A 20 minutos del páramo, en Usme, ya se están construyendo torres de apartamentos de 10 y 15 pisos. Y también tenemos preocupación en cuanto a que el páramo se puede convertir en un foco de atracción turística no controlada o no regulada o no administrada”, añadió.
La campaña Suma-Paz se plantea como una sumatoria de esfuerzos ambientales de todos los ciudadanos y el Estado para proteger el páramo, partiendo del hecho de que es la más importante fábrica de agua de Bogotá.
Esta iniciativa se inserta en la política estratégica de conservación de bienes y servicios ambientales del territorio CAR, que por sus mismas características no se consiguen en ninguna otra parte del país.
“Tenemos en la región una importante red de páramos que no se puede entender de manera aislada: el páramo de Sumapaz encadenado con el de Chingaza, con los Cerros Orientales, con el páramo de Guerrero y el de Rabanal. Esta red prácticamente cruza todo el territorio, desde Fusagasugá y Pasca, hasta llegar, justo en el borde occidental, a Chiquinquirá. Y cada uno de esos escenarios, no de ahora sino históricamente, ha tenido mucha presión agropecuaria, ganadera, minera y urbanística”, precisó el funcionario.
De todas esas zonas, por fortuna, el páramo de Sumapaz es uno de los que se encuentran en mejor estado de conservación, de ahí la importancia de que la misma ciudadanía y las entidades del Estado trabajen de la mano desde ya en su protección, a lo cual la campaña de la CAR contribuye.
