Si Colombia quiere Paz, debe empezar por aceptar el libre ejercicio a la oposición en el país, provenga esta desde la academia, la movilización social, la organización popular, los partidos políticos, la cultura, los puestos de funcionarios públicos, curules etc., sea desde donde provenga, un país que aspira a la Paz debe partir de garantizar el derecho a la acción política desde cualquier escenario, es eso lo que hoy miles de colombianos reclamamos y por lo cual somos víctimas de persecución política de todo tipo, la amenaza, el asesinato, el montaje judicial, la destitución, la estigmatización, la censura… Un NO rotundo debe escucharse en cada rincón del país por parte de todo aquel que desee que en Colombia se llegue a la Paz, si se desea acabar con la insurgencia se debe acabar con las causas de su existencia brindándole garantías políticas reales a todos los ciudadanos y sus formas de acción política.
Francisco Toloza es profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Magister en Sociología, cursa doctorado en Estudios Políticos y es miembro de la Junta Patriótica Nacional de la Marcha Patriótica. Como alumnos de él que fuimos, como compañeros de él que somos, nos entristece ver que en nuestro país, una persona que se piensa las vías para la consecución de la Paz sea víctima de montaje judicial, como él son miles los casos (9500 prisioneros políticos en Colombia), como él somos miles los que a pesar de la persecución, del acallamiento que el establecimiento colombiano pretende hacer hacia él y todos los que nos pensamos un país distinto, seguimos trabajando para que en Colombia se llegue la tan anhelada Paz, que en Colombia las voces de los que históricamente han sido excluidos sean escuchadas, que en Colombia sea el pueblo en su mayoría el que oriente los destinos del país en beneficio de sus propios intereses.
Tuvimos la oportunidad de ser partícipes del Foro de Participación Política organizado por las Naciones Unidas, el PNUD y la Universidad Nacional desde donde se recolectaban propuestas de la ciudadanía para la mesa de diálogos en la Habana, con el profesor Toloza discutimos y debatimos algunas propuestas, entre ellas la imperiosa necesidad de un Estatuto de Oposición para el país, pues partimos del entendimiento de que uno de los pilares sobre los que se sostiene el conflicto en Colombia es la no existencia de una Democracia, en donde solamente se puede ser participe si se es parte de la élite tradicional, o en el mejor de los casos, si sus ideas políticas no salen de un marco implícitamente preestablecido de nociones de país, todo aquel que en Colombia se ha salido de tales parámetros ha sido objetivo militar, víctima de las muchas formas de persecución, lo cual deviene en alimentar el conflicto.
Es por eso que cada vez que el establecimiento colombiano reproduce estas prácticas históricas, se oscurece aún más el camino hacia la Paz, si en Colombia no aceptan profesores universitarios como Francisco Toloza, como Miguel Ángel Beltrán, como Fredy Julián Cortez entre otros, si no se aceptan líderes campesinos como Huber Ballesteros y Guillermo Cano y muchos más, si no se aceptan estudiantes universitarios como Jorge Gaitán, Omar Marín y Carlos Lugo (por nombrar algunos sectores y algunos casos, osino miles de páginas nos saldrían mencionándolos), entonces ¿Qué garantías políticas de participación pretende Colombia brindarle a las insurgencias con las que está dialogando? ¿Por qué tanto miedo a que los colombianos que no pensamos igual a la élite tradicional nos organicemos, nos formemos y construyamos un país distinto?
Hoy más que nunca, la sociedad colombiana esta llamada a cuestionarse, a indagar, a proponer y a construir, porque ante la posibilidad de una apertura política en el país que se da en el marco de los diálogos de Paz, es cuando la sociedad debe aprovechar para reconstruir el país, su régimen político y sus instituciones, solamente con la participación activa y masiva de la sociedad para consolidar las bases para la Paz es que ésta podrá llegarle por fin al país, la voluntad política del establecimiento está demostrado no es otra que mantener el orden de cosas sin cambios reales, la voluntad política del país, del pueblo colombiano, del poder constituyente es la que tiene que sobreponerse a la de la élite tradicional y construir un nuevo país con Paz y Justicia Social.
Porque Soñar no es delito, Libertad a los prisioneros políticos de Colombia.
Observatorio Gorgona
FEU-Colombia