Hoy, ante la apertura social y democrática de Colombia, bajo un gobierno de corriente diferente a la tradicional, que la “oposición inteligente” de extrema derecha ha querido encasillar equivocadamente en el comunismo o socialismo.
Sistemas de gobierno prácticamente desaparecidos, porque, la Rusia, que provee al resto de Europa de las materias primas básicas, desde trigo y cereales hasta petróleo, gas natural y carbón, así como también bienes de producción.
Al mundo agrícola los fertilizantes para la producción de alimentos, nación que hemos creído socialista, es una República federal semipresidencialista.
Igualmente la China, ese otro monstruo de la economía mundial. Conocida comúnmente como la “Tienda del Mundo” es una mezcla de socialismo, comunismo y capitalismo, con una economía de mercado que trasciende las fronteras de ese sistema económico propio de las sociedades industriales y burguesas.
Aquel que marcó el final del feudalismo y que desplazó a la aristocracia como clase social dominante. A ese Estado ya no se le debe estereotipar en ninguna de estas formas de gobierno.
Esos mismos personajes que hoy hablan del comunismo o socialismo y que alardean de un capitalismo que ni ellos mismo logran entender, llevan en sus bolsillos un celular Iphone o Samsung “hecho en China” y en su casa tienen una nevera, que aunque de marca Whirlpool, en la mayoría de sus componentes dice “Made in China” y un smart Tv Sony, Samsung, Panasonic, LG, Olimpo o de cualquier otra marca, “hecho en China” o aún peor aquellos que alardean con su apoyo a la industria nacional con sus bolsos de marca Mario Hernández, o con sus faldas o zapatos Studio F o el electrodomestico Imusa, en su etiqueta o empaque está impresa la palabra “Made In China”
Entonces deberíamos aceptar que no nos debe importar el color del gato, tal cual como lo manifestara en la década del 80, Deng Xiaoping y quien además diera inicio a la revolución industrial y comercial de esa nación de oriente, que en muy pocos años sacó de la pobreza a la mitad de su población… y vaya que población.
Necesitamos cambiar. Todos. Los negros, los blancos, los amarillos, incluso aquellos que como yo, no sabemos cuál es nuestro color o si tenemos alguno. También los políticos, los empresarios, el pueblo en general. Necesitamos ser uno solo en procura de luchar al unísono por una Colombia mejor, de convivencia pacífica y responsable, más igualitaria y respetuosa de las diferencias sociales, políticas, y de raza, credo y color.
Aquí lo importante es que el gato cace ratones… bueno y también una que otra rata!
Comunicador social, periodista, escritor, investigador y editor.
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