En Corabastos empezó la historia de Jeison Jiméne.z A los 13 años a Jeison Jiménez le tocaba levantarse todos los días a las tres de la mañana para ayudar a la familia a recoger bultos de comida que cargaban en Corabastos y arrastrar una carretilla con aguacates. Su papá Don Oswaldo Jiménez Aristizabal y su esposa Luz Mery Galeano acababan de llegar de Manzanares, el pueblo de Caldas donde habían nacido y donde vivían de vender mandarinas y otros cítricos en puestos de comida. Vivían como podían, otra familia de pueblo que, además, soñaba con tener un hijo artista, famoso y Jeison, desde los siete años, parecía poseído por el hada de la creación. La prueba estaba en ganar durante cinco años consecutivos el festival de la Canción Infantil de su pueblo. Simplemente no tenía rival.
A punta de madrugar Jeison Jiménez hizo callo en la vida y se convirtió en uno de los cantantes más exitosos no sólo en la música sino también en los negocios: según dijo en estos días en una entrevista en Semana que aprendió a ahorrar y a acaparar una fortuna gracias a su método de ahorrar 1.000 pesos diarios. No sabemos si esto funciona pero el punto es que al rey de la música popular sus negocios le funcionan de maravilla y lo más importante es que no se olvida de su gente.
Esta semana el cantante sorprendió a su gente en Corabastos dando un concierto sorpresa, para celebrar los 50 años de la plaza mayorista, una humildad y una memoria que le hace falta a ídolos como Silvestre Dangond quien ni siquiera se acuerda de Urumita, el olvidado lugar de La Guajira donde nació.
Según dicen los vendedores de Corabastos Jeison siempre regresa con su mamá, conversa con ellos con naturalidad, como si siguiera siendo el mismo muchacho loco y trabajador que hizo una fortuna sudando la gota gorda.