No es para menos, lo que acontece en este bello municipio colombiano, desde la corrupción hasta la falta de oportunidades, conllevan a los habitantes de una manera tácita a conformarse con lo que hay y ven.
Se volvió costumbre la falta de agua, donde hoy el pueblo muere de sed; obras a medias, donde ya los elefantes se convirtieron en mamut y simplemente los entes de control del Estado no actúan con celeridad para llevar a la cárcel a todos esos bandidos que se han robado los recursos de nuestro erario público, perjudicando a toda una comunidad que hoy ve en un atraso considerable el desarrollo de esta región.
Sin embargo, la politiquería, el aliciente de muchos, está al mejor postor, haciendo su mejor trabajo, el cual es actuar sobre las necesidades ajenas para de inmediato comprar consciencia a todos aquellos que quieren ver el Cantagallo futurista, ese mismo que en campaña lo mantienen en el pedestal, pero apenas pase la contienda electoral, quedará nuevamente en el olvido. Todos esos mentirosos, carroñeros que se hacen llamar representantes de nuestro pueblo, les interesa lo de ellos y el pueblo que se joda.
Es difícil cambiar la manera de hacer política, pero no es un imposible. Tenemos que mantener nuestra memoria intacta para cobrarles en las urnas todas las mentiras con las que siempre han engañado a Cantagallo y la mejor manera es no elegirlos.
Contaminación visual en su máximo esplendor, calles atiborradas de avisos con el fin de hacer efectos en los sufragantes, ojalá que todo aquel cantagallero con sentido de pertenencia recuerde que: nos falta conexión vial con el resto del país, un río sedimentado, acueducto funcionando a empujones, verdadera política de desarrollo, oportunidades de empleabilidad por parte de la administración, etc, etc.
Llegó la hora, no hay marcha atrás, ojalá que cause efecto en esta comunidad todo lo que aquí se ha plasmado.
