Joven, carismático, honesto, brillante y bien intencionado, nuestro presidente recibe un país convulso, febril, lleno de mañas y vicios politiqueros, con enormes problemas presupuestales, sumido en la corrupción y la violencia, lleno de incendiarios y enemigos de su gestión que no desaprovechan cualquier ruptura del formalismo o acartonamiento presidencial para desacreditar su imagen, señalándolo de ridículo, falto de temple y de capacidad para gobernar porque toca una guitarra, o canta unas notas de una canción junto a un artista, o a otro presidente, como con el ecuatoriano Lenín Moreno, etc.
Pues bien, lo único que el presidente demuestra con ello es su condición humana y de colombiano tropical y del común, que no escapa a las emociones y su conciencia tranquila, lo que no es ningún delito. De hecho, lo anterior lo acerca más a su pueblo, situación que de manera perversa utilizan sus opositores y medios resentidos, que no gozan ahora de los exorbitantes contratos por publicidad y trato preferente a que el otrora presidente los tenía acostumbrados, para despotricar con saña y ferocidad y desdecir de su gobierno, que estamos seguros saldrá avante y airoso de esta feroz truculencia y turbión que se le quiere venir y fragua en su contra, pasándole cuenta de cobro por administraciones pasadas. Un ejemplo claro de lo anterior es el problema de la educación pública, donde ahora los extrañamente concientizados estudiantes cohonestaron complacientes los años anteriores con dicha situación, mostrándose ahora irreflexivos y tozudos ante el esfuerzo y generosidad del ejecutivo, que ha cedido al máximo y con largueza, como ningún gobierno lo había hecho, ante sus justas peticiones.
Prefiero un Yo me llamo… Duque que cante en la ducha, en palacio y en todas partes, transparente, decente, sin truculencias, sin mermeladas y coimas, que a un gatuno, malicioso, ladino y tramposo, que nos cocinó a fuego lento, entregó la patria, esquilmó el presupuesto nacional y llenó de coca el país, como su antecesor, ¡ese sí me hizo erizar!, pero de miedo.