La primera imagen que se tiene al aterrizar en el aeropuerto de La Macarena es la presencia militar que nos recuerda el conflicto padecido hasta poco esta zona del país y lo estratégico de su ubicación geográfica. Al caminar por la avenida principal hacia el parque rumbo al hotel, rápidamente se ubica uno en el típico pueblo de tierra caliente, tiendas, panaderías, ruido de motos y polvo. Los productos exhibidos en las tiendas que se siguen una tras otra, se diferencian de acuerdo con los dos tipos de clientes: lugareños y turistas.
El turismo se ha convertido en la principal fuente de ingresos de la zona, de la que viven 600 familias. El tendero dueño del local donde compré un pasamontaña para protegerme del sol ante la prohibición de usar crema antisolar, posee un cuarto que alquila a través de Airbnb, la última inquilina fue una japonesa que se quedó una semana. Su hija, una joven escolar que esperaba clasificar a La voz kids con un video que acababa de subir a YouTube, es la encargada de las reservas.
Cormacarena, controla la carga de turistas al Parque Natural Sierra de la Macarena donde se encuentra Caño Cristales.
Varios de los guías que tuvimos estudian Tecnología en Guianza Turística en el Sena a través de internet; el guía de avistamiento de aves las identifica a través de diferentes portales especializados, a donde envía a su vez, imágenes de algunas endémicas de la Sierra. Todos son lugareños vinculados a asociaciones aliadas con Cormacarena, encargada de controlar la carga de turistas al Parque Natural Sierra de la Macarena donde se encuentra Caño Cristales. Sin guía, es imposible visitarlo. En el parque del pueblo se encuentra un punto Vive Digital, bien visible, cerca de los viejos árboles que protegen con su sombra del sol canicular y dan cobijo a los pájaros que llegan a pernoctar al final de la tarde. Al lado de los muchachos que juegan ping-pong en unas mesas donde la malla es una tabla más, se ven las bancas con personas revisando su celular, mientras se toman un jugo o comen una oblea con arequipe.
Todos tienen el celular a la mano, dispuesto a tomar fotos, a la caída del agua, a las formaciones rocosas...
El río Caño Cristales es tan bello como fotogénico. La señal de internet se pierde apenas se cruza el puesto militar que controla la entrada, sin embargo, todo el mundo tiene el celular a la mano, dispuesto a tomar fotos, a la caída del agua, a las formaciones rocosas, y principalmente a las algas macarenia clavigera que adheridas fuertemente a las rocas cambian de color ante su exposición al sol, desde un verde hasta un rojo intenso, que durante los seis meses de inverno dan el origen “al rio de los siete colores” que cientos de turistas viajamos a conocer. Solo vi una o dos cámaras de fotografía, portadas por aquellos más dedicados a este arte, para el resto, la cada vez mejor calidad de las cámaras de los teléfonos inteligentes, es más que suficiente.
El pueblo más cercano de esta maravilla está a 195 kilómetros y es San Vicente del Caguán
La Macarena es un pueblo aislado en el mapa, a la ganadería, principal actividad de la región, le toma diez días arriar el ganado a través del Parque Natural para venderlo en Vistahermosa, por una trocha abierta por los primeros colonos, que fue ampliada por las Farc para sacar la cocaína violando todas las normas ambientales, y que ahora es aprovechada para transportar en camperos a los turistas durante un tramo. El pueblo más cercano, a 195 kilómetros es San Vicente del Caguán en el Caquetá, cuya carretera destapada toma 9 horas recorrerla. El principal acceso al pueblo será por mucho tiempo aéreo, pero a costos muy altos para su población.
Es en este pueblo, lejos de todo, donde se aprecia los cambios que puede traer la conectividad digital, y del impulso que quiere darle el gobierno con la nueva Ley de modernización del sector TIC. A solo a dos kilómetros del pueblo, operaba el campamento del Mono Jojoy comandante de las Farc, donde permaneció secuestrada por varios años Ingrid Betancourt, y encadenados varios policías y militares. El proceso de paz ha permitido que el turismo regrese a la zona, y la conexión digital se ha encargado de promoverlo. Un 60 % de los turistas que arriban son extranjeros, atraídos por su belleza natural y biodiversidad que es promovida en diferentes portales turísticos en internet.
El viaje obligatorio de regreso desde el Parque a La Macarena por el rio Guayabero, en canoas acondicionadas para ocho personas, entre las diferentes variedades de árboles que se levantan sobre las riberas, los ruidos indescifrables de la selva tropical y el motor fuera de borda, lo hace a uno recordar y añorar la orden dada por Florentino Ariza: dar media vuelta y retomar nuevamente el río.
Fotos: Adriana Arcila/desde iPhone7