Es claro que en Colombia las diferentes manifestaciones ciudadanas son pasadas por la galleta por el Gobierno nacional, aun siendo respaldadas por el ordenamiento jurídico colombiano como “mecanismos de participación ciudadana”. Sin embargo, como es todo en nuestra patria eso se queda en el papel.
No son ni una, ni dos, ni tres veces, sino que ya la lista se está desbordando de la gran mayoría de intentos de los ciudadanos que con afán buscan salvaguardar los ecosistemas y el medio que los rodea de las grandes locomotoras mineras y extractivas de los recursos naturales. A esto se añade el gran número de líderes sociales que han tomado las banderas de estos procesos y que por afectar los bolsillos de “unos cuantos” han sido asesinados y apagadas sus voces de liderazgo. Esta es una realidad muy triste y devastadora que en los últimos dos años ya lleva 206 casos.
¿Hasta cuándo seguiremos con esta situación? ¿Seguirán los gobiernos saqueando nuestros derechos económicos, sociales y culturales por encima de sus intereses? ¿Se seguirán apagando las voces de nuestros líderes?
Es claro que los movimientos ambientalistas, sociales y ciudadanía, en general, seguirán en esa gran lucha, pues cada día que pasa vemos cómo se aprueban licencias ambientales en Colombia, como es el caso de hace más de un año cuando la ANLA (Autoridad Nacional de Licencias Ambientales) le otorgó una licencia a la empresa de capitales estadounidenses Hupecol, que desde 2008 buscaba poder explorar petróleo en esta región de riqueza del sur del país. Desde luego nadie dice nada.
Caño Cristales, que sin lugar a dudas es el río más lindo del mundo, lleno de plantas de cinco colores que adornan sus cauces y engalanan sus aguas, cosa que en ninguna otra parte del mundo se ha observado hasta el momento, se encuentra en una evidente riesgo ambiental propiciado por las denominadas “prácticas mineras amigables con el medio ambiente”.
Qué contradictorio esto, ¿cierto? Es claro que aquí su afán es el de poder aumentar sus grandes capitales, arrebatar inteligentemente nuestros recursos y entregar unas cuantas chichiguas en lo que a grandes voces dicen “responsabilidad social empresarial o ambiental”.
¿Y esa verdadera responsabilidad ambiental donde quedó?, se pregunta más de un ciudadano preocupado por las evidencias, noticias, comentarios y denuncias públicas de muchas personas que han rechazado los efectos de explotación petrolera en esta zona del país y que como mencionábamos anteriormente hoy tiene en jaque a Caño Cristales.
Qué triste que esto esté pasando en nuestra Colombia, una Colombia con una gran biodiversidad en flora y fauna, llena de encantadores manantiales, flores y especies de fauna, repleta de una gran variedad de recursos naturales.
Hay que despertar y aunar más voces para seguir luchando ante estas grandes problemáticas ambientales que hoy nos tienen al borde de perder el agua, la vida, el ambiente sano e incluso a una insignia más de Colombia: Caño Cristales.
Adenda: hace unos pocos meses elegimos nuestro máximo representante en el poder ejecutivo (presidente, quien ya tomó su posesión) y nuestro nuevo órgano legislativo (Congreso, considerado el más plural y diverso de la historia de nuestro país). Esperamos que este nuevo gobierno sea el impulsor de políticas públicas fuertes y efectivas en la protección de nuestro derecho “a gozar de un ambiente sano”.