Hace menos de dos décadas los únicos motores que se escuchaban en el aeropuerto de la Macarena era el de los aviones y los helicópteros militares que descargaban soldados de la Fuerza de Tarea Omega y cargaban muertos producto de las acciones bélicas que se desarrollaban en este lugar de los llanos orientales.
Como si la ley de la compensación existiera, hoy en este sitio solo se respira paz y tranquilidad y es el epicentro de uno de los proyectos turísticos más vanguardistas del país.
Las estadísticas revelan el milagro, desde que se abrió el parque en 2012 Caño Cristales ha recibido 15.438 según reportes de Cormacarena, la corporación que está a cargo del parque, de ellos cerca de 10 mil son colombianos, 3.489 extranjeros, 758 locales y 621 institucionales.
De ese número de extranjeros los paises de los que más visitantes llegan son los Estados Unidos, seguidos por Francia, España, Alemania, Italia e inclusive taiwaneses, tailandeses y coreanos.
La inclusión del parque de la Macarena y de Caño Cristales en las guías de turismo del mundo instaló en el imaginario de estos visitantes su deseo de venir a Colombia a conocer el único río del mundo que florece.
Es por ello que varias compañías de turismo elaboraron planes de viaje en vuelos charter que han convertido el pequeño aeropuerto del municipio de La Macarena, el punto de ingreso a Caño Cristales en un puente aéreo con Bogotá que trae y lleva todos los días a decenas de personas que vienen a descubrir un paraíso que es difícil sacarse de la cabeza.
Esta situación reactivó la economía del pequeño poblado que gracias al paisaje, a un ejercicio de preparación de su comunidad para atender bien al turista, de una infraestructura hotelera adecuada y de unas ganas infinitas de sus pobladores de cambiar la narrativa de la guerra por la de la alegría, convirtió a este enclave en un sitio único para visitar en el mundo.
El parque se abre en temporada de lluvias, lo que significa que solo funciona aproximadamente seis meses del año, las cargas de personas en el mismo es restringida, rigurosa y controlada por las autoridades ambientales para evitar el deterioro de este lugar.
Las2Orillas visitó el sitio para observar esta especie de milagro turístico que registra la decisión de una comunidad que cambió la forma de vivir gracias a este afluente que florece, como lo hace el orgullo de su gente.
