Canibalismo vegetariano.

Canibalismo vegetariano.

Por: Julián Otoya Tobón
agosto 13, 2013
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Once. ¿Número mágico? No lo sé. Para mí es el más mágico y atractivo de los números que conozco. Siempre que miro el reloj, las placas de los carros y las casas, los precios en los mercados y en el comercio, los saldos en el banco y las fechas resaltadas en los libros… se me aparece recurrente el número once. Pero nunca, a pesar de hacerlo con insistencia viciosa, comprando los onces aciagos de las loterías me he ganado nada como lo que me gané hoy siguiéndole los pasos en un monte a tan mágico número.
Conté desprevenido entre la selva majestuosos que generosa ofrece a mis ojos esta hermosa finca de recreo del kilómetro 26, once árboles: dos urapanes inmensos sin hojas, un carbonero milenario lleno de parasitas húmedas, un sauce llorón gigantesco, dos eucaliptos de tronco muy grueso llenos de correas oscuras, una acacia amarilla cargada de flores y pájaros jóvenes, 3 pinos clandestinos sin fauna ni flora y un gigante más entre otras especies que no identifica mi memoria de ceiba vieja… y sumaron once en total. Qué maravilla. Invitado, de una me fui a conversar con ellos. Muy pronto me permitieron descubrir, interpretando sus silencios susurros de ramas, hojas y vientos suaves, que estábamos hablando muy serio y entre Caníbales.
¿Cómo así? ¿Caníbales…? En mi vida he comido carne semejante. No te hagas el pendejo. No paramos de verte comer nuestros frutos todos los días. Igual te vimos en días pasados enterrar a uno de los tuyos al pie de una magnifica ceiba en tu lugar preferido. La digestión de nuestra hermana, igual que la tuya y la de todos los que estamos vivos en este atestado planeta, se encarga de tomar y trasladar el cadáver de tu semejante querido, desde el lugar donde lo dejaste hasta nuestras raíces y tronco donde sin afán lo transmutamos en tus mejores deseos. Y ¿quién los devoró vicioso ayer en la tarde? Entonces no eres tan vegetariano como lo venías creyendo y predicando. Somos caníbales. Igual que nosotros nos devoramos y alimentamos digiriendo nuestros propios frutos, ramas y hojas… ustedes se hartan entre ustedes mismo tragándose inconscientes nuestras dulces y provocadores bayas.
Qué canibalismo vegetariano más rico.

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