Caníbales, violadores y brujas: asesinos en serie en Halloween

Caníbales, violadores y brujas: asesinos en serie en Halloween

Desde Elizabeth Bathory hasta el monstruo de los Andes, los asesinos en serie prefieren a los niños. Tengan mucho cuidado, hoy no sólo los muertos se levantan de sus tumbas.

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octubre 31, 2014
Caníbales, violadores y brujas: asesinos en serie en Halloween

Si nos parece excesivo que hoy en día  las mujeres por vanidad se saquen costillas, se rebanen las caderas o se saquen grasa por un tubo, no quiero ni imaginar la cara que pondrían al enterarse que en pleno siglo XVI la condesa húngara Erzhebet Bathory desolló a 650 doncellas sólo porque estaba convencida de que en la sangre de las vírgenes residía el secreto de la eterna juventud.

Impetuosa, brillante, rebelde, Erzhebet era una mujer muy rara para una época donde las damas eran sumisas y sólo eran utilizadas para el divino acto de la procreación. Sus padres tenían miedo de que su inigualable inteligencia fuera un impedimento para que algún hombre la tomara por esposa. Sin embargo Ferenz Nadasly, el guerrero más poderoso de Hungría, se enamoró de ella y se casaron en un castillo sublime.  Erzhebet se la pasaba rodeada de brujas y trataba cruelmente a sus sirvientas.

Gallo 1 - Caníbales, violadores y brujas: asesinos en serie en Halloween

650 Jovencitas mató Bathory para conservarse hermosa

 

Como los cuervos, La condesa sangrienta encontró un nido en un lugar escabroso y oscuro. Allí, en los pequeños Cárpatos, justo en la frontera con la actual Eslovaquia, permanece la ruinosa figura del castillo de Csejthe.  Sepultada entre vampiros decapitados y almas en pena, está el sótano en donde fueron inmoladas más de seiscientas de sus sirvientas. La condesa era muy exigente a la hora de escoger el personal de servicio, no sólo tenían que ser vírgenes sino también hermosas. Por consejo de Darvulina, la temible bruja que la aconsejaba, las desangraba y vertía toda el líquido espeso y rojo en una tina de plata en donde se metía y se bañaba con un puchero de barro.

La condesa sangrienta no fue el único asesino en serie que dio el medioevo. Gilles de Rais, su amigo de borracheras, tenía la costumbre de violar niños. El despiadado Barbarroja, sólo podía conseguir el orgasmo degollando al infante que en ese momento penetraba. Los estertores de agonía le causaban un placer furibundo. Se cree que mató a 150 niños.

En pleno siglo XIX, Boves, el temible rival de Bolívar, acostumbraba a vengarse de todos aquellos locos que querían liberar a América del yugo español sepultándolos en la tierra y dejando sólo al descubierto sus cabezas. Aún vivos les echaba miel en la cara y luego se quedaba a ver el macabro espectáculo: cientos de miles de hormigas rojas devorando la piel de los guerreros en medio de llanto, gritos y risas.

Pero es justo en el siglo XX, en plena era de las masacres, en donde encontramos a los asesinos más sanguinarios de todos los tiempos. Uno de ellos fue Albert Fish, el célebre Vampiro de Brooklyn, quien violó a más de 100 niños y asesinó a cinco. En el momento de su captura, en un sótano en Nueva York, encontraron a una niña de diez años colgada de un gancho. Le hacía falta la cabeza y su cuerpo estaba abierto en dos. Fish se estaba comiendo los intestinos.

Gallo 2 - Caníbales, violadores y brujas: asesinos en serie en Halloween

Albert Fiish se comía el excremento y la orina de sus víctimas

De asesinos en serie caníbales sí que está poblada la era de las masacres. Basta recordar a Jeffrey Dahmer, también conocido como El carnicero de Milwaukee, quien entre los años 1978 y 1991 mató a 17 personas.  No sólo le gustaba decapitar sino que, una vez se almorzaba a sus víctimas, metía sus cabezas en la nevera como si de trofeos se tratasen. O el esquizofrénico Peter Bryan quien solía desayunar sesos en mantequilla.

Para ser un asesino en serie no necesariamente debes tomar un cuchillo y degollar todo un vecindario. Charles Manson nunca mató a nadie pero sus encendidas letanías movieron a un grupo de hippies desorientados a acercarse a una mansión en Cielo Drive y masacrar, en plena era de Acuario, a siete personas que se divertían plácidamente entre el humo perenne del cannabis. Una de ellas era Sharon Tate, la embarazadísima esposa de Roman Polansky. Este celebérrimo asesinato fue perpetrado con la ferocidad de un ritual satánico.

Contrario a lo que se puede pensar el asesino en serie no es una especie exclusiva del primer mundo. Colombia, por ejemplo, ha tenido a más de uno. Quisiera eximir de esta lista a Garavito y a Matallana porque ya  todo el mundo conoce sus historias y hablar, en este día de brujas, de los casos de  Luis Ramirez y de Pedro Alonso López, también conocido como el monstruo de los Andes.

El primero es un hombre de Valledupar que acostumbraba pasar sus horas de ocio eligiendo mototaxistas de un metro sesenta de estatura y que no pesaran más de cincuenta y cinco kilos. Los llevaba a las afueras de la ciudad y los enredaba con su conversación distendida y graciosa. Cuando llegaban a un descampado los privaba de un golpe. Al despertarse, la víctima se se daba cuenta que estaban amarrada por el cuello a un chamizo. En su desesperación la persona terminaba por morir estrangulada.  La técnica era tan depurada que, sentado frente a su invitado, Luis alcanzaba a tomarse un refrigero mientras observaba el espectáculo. Dicen que mató más de 60 mototaxistas.

Gallo 3 - Caníbales, violadores y brujas: asesinos en serie en Halloween

“Mi misión en esta vida es matar ” El monstruo de los Andes.

Pedro Alonso López nació en 1948. Uno de sus primeros recuerdos fue haber sido violado en una correccional. Esta abrupta pérdida de su inocencia lo marcó para siempre e hizo de él un hombre resentido y malvado. Como si buscara venganza por lo que le hicieron se gastó su vida abusando de niñas menores de 10 años. Se estima que violó y mató, en Perú, Ecuador y Colombia, a más de 300. Desde el 2002, año en que fue dejado en libertad por una institución siquiátrica, no se ha vuelto a saber nada de él. Especialistas creen que donde quiera que esté debe estar pensando en dañar a alguien. Esto queda patenta por lo que hasta ahora es su declaración más conocida:

"El momento de la muerte es apasionante, y excitante. Algún día, cuando esté en libertad, sentiré ese momento de nuevo. Estaré encantado de volver a matar. Es mi misión".

En un día como hoy no sólo los fantasmas acechan la noche; agazapados entre las tumbas también podrían estar personas como el Monstruo de los Andes, sedientos de calor humano y de sangre fresca.

 

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