En los meses previos a las elecciones del 29 de octubre próximo en Riohacha una lamentable tendencia se ha apoderado de la ciudad: la invasión incesante de publicidad política que abruma, estresa y desespera a sus habitantes. Los candidatos a la alcaldía de Riohacha José Durán, Genaro Redondo, Eriberto Ibarra y Jairo Aguilar Deluque a la gobernación, han desplegado una avalancha de propaganda, tanto visual como sonora, que ha cruzado los límites de la tolerancia y el respeto por la comunidad.
Riohacha, una ciudad en constante crecimiento, merece un entorno urbano armonioso y una campaña electoral que respete la calidad de vida de sus ciudadanos. La saturación de vallas, pendones, pasacalles, afiches y microperforados en los vidrios traseros de prácticamente todos los vehículos, incluidos los taxis del servicio público, no solo ha afectado la estética de la ciudad, sino que ha agotado la paciencia de sus habitantes.
Pero el problema no se detiene ahí. Los candidatos han contratado equipos de perifoneo con altos decibeles, ahogando las calles de Riohacha con un ruido ensordecedor que perturba la paz y el bienestar de la comunidad. El estruendo constante de jingles de campañas políticas se ha convertido en una molestia permanente que interfiere con el trabajo, el descanso y la vida cotidiana de los ciudadanos.
Esta situación no solo es inaceptable, sino que también plantea serias preguntas sobre el respeto por los derechos de los ciudadanos y la responsabilidad de los candidatos. En lugar de inspirar confianza y apoyo, el exceso de publicidad y el ruido ensordecedor solo generan descontento y desconfianza hacia quienes buscan ocupar cargos de liderazgo en Riohacha y La Guajira.
Pero más allá de las molestias inmediatas que causan, estas prácticas tienen un impacto profundo en los sentidos humanos, tan fundamentales para nuestro aprendizaje y evolución. El exceso de publicidad visual puede afectar negativamente la percepción sensorial de las personas y su entorno. La sobreexposición a una gran cantidad de información puede llevar a la fatiga de los sentidos. Esto puede afectar la capacidad de las personas para enfocarse en detalles importantes y percibir sutilezas en su entorno.
El exceso de este tipo de publicidad contribuye a la contaminación ambiental, dificultando la identificación de elementos clave en el entorno urbano. Esto no solo afecta la estética, sino también la orientación y la percepción espacial de las personas. ¿Cómo se estará afectando la conducción en los lugares de mayor congestión, zonas preferidas para la avalancha publicitaria?
El exceso de ruido, como los jingles de campañas políticas en los equipos de perifoneo puede tener efectos perjudiciales en la audición y la comunicación. La exposición prolongada a niveles elevados de ruido puede provocar una pérdida auditiva permanente o temporal. Esto afecta la capacidad de las personas para percibir sonidos importantes en su entorno y puede tener consecuencias a largo plazo en su calidad de vida. El ruido constante puede ser una fuente de distracción y estrés. Puede dificultar la comunicación efectiva, aumentar la ansiedad y disminuir la concentración en tareas importantes.
A lo largo de la historia la comunicación y la percepción sensorial han sido fundamentales para el progreso humano. El exceso de ruido y la sobrecarga visual pueden tener impactos negativos en la transmisión de conocimientos y la toma de decisiones informadas. La comunicación efectiva ha sido esencial para la transmisión de conocimientos a través de generaciones. El ruido excesivo y la sobrecarga visual pueden dificultar la educación y la transmisión de valores culturales.
En el contexto político una campaña publicitaria abrumadora puede disuadir la participación cívica informada y la toma de decisiones conscientes. Esto podría influir en el rumbo histórico de una comunidad.
En conclusión, los candidatos y las campañas políticas deben ser conscientes de cómo el exceso de publicidad y ruido afecta la visión y la audición de las personas, lo que a su vez puede influir en su bienestar y en el curso histórico de la sociedad. Es esencial encontrar un equilibrio entre la promoción política y el respeto por los sentidos humanos y la calidad de vida de la comunidad.
El exceso de publicidad y ruido no solo afecta la percepción sensorial, sino que también puede tener implicaciones a largo plazo en la evolución de una sociedad. La comunidad de Riohacha merece respeto, tranquilidad y un ambiente en el que se pueda tomar decisiones informadas y reflexionadas en estas elecciones cruciales.