El concepto de big data se asocia al mundo empresarial, refiriéndose a conjunto de datos o combinaciones de conjunto de datos cuyo volumen, variabilidad, velocidad de crecimiento puede ser administrado y analizado de manera eficiente y así identificar nuevas oportunidades o estrategias del negocio, en función de las necesidades y gustos de la audiencia. Tradicionalmente, uno de los procesos más complicados en las campañas electorales es la de llegar asertivamente a la audiencia objetivo.
Las campañas que hemos visto tradicionalmente en Colombia tienen como foco desprestigiar al contrario, generar noticias falsas, enaltecer al candidato y se olvidan por completo de la sociedad y sus necesidades. Hoy con la tecnología se logra que los partidos políticos hablen a sus audiencias específicas y de cierta manera se influya gracias a recibir información personalizada sobre los temas que interesan, mientras que los indecisos van revisando la información y al final toman su decisión, si es que lo que vio le gustó o le conectó.
En ese sentido, el big data se convierte en una herramienta esencial de campaña política porque a través de consolidación de bases de datos podrán conocer mejor el electorado y sus necesidades. De este modo pueden estructurar su programa de gobierno, atender realidades de la población y personalizar el mensaje.
Para el caso de las elecciones que definirán los nuevos mandatarios regionales y locales, así como las organizaciones públicas de esos niveles, Asambleas Departamentales y Consejos que se darán en la segunda mitad del año en Colombia, la propuesta es basar sus campañas en dos conceptos: El manejo de datos por si solos de acuerdo con la segmentación y el manejo de emociones con base de datos. Se trata de hacer big data con análisis de comportamiento y tendencias a nivel global que se traducen en inteligencia de datos local en cada comunidad, para crear soluciones específicas de acuerdo con las necesidades y expectativas del votante en cada región.
¿Saben cómo ganó Trump? De acuerdo con Marc Mival, especialista español de marketing político, el modelo de gestión fue el siguiente: una vez Trump finalizaba un discurso o intervención en campaña, se activaba un sofisticado método de scrapping, rastreo en redes sociales de quien decía o hacía algo a favor de él y se extraían todos los elementos posibles de su perfil. Una vez detectados a miles de seguidores favorables, se iniciaba un análisis en detalle de sus vinculaciones, grupos, aficiones, gustos, etc. Con todo ello consiguieron crear una campaña predictiva y personalizada.
Por supuesto, no todo es tecnología, recordemos que la tecnología es la herramienta y las personas que estamos detrás de ella somos la “estrategia”. Así que este artículo es con el ánimo de hacer un llamado a todos los candidatos que estarán en campaña próximamente para que hagan uso de la tecnología, con herramientas como big data, pero que se haga de manera honesta y en función de las necesidades de las comunidades. Como lo mencioné en mi artículo anterior, nuestro país necesita líderes que con su tono y mensajes aporten a solucionar nuestros problemas como la polarización, corrupción, falta de oportunidades en las regiones, desempleo, inseguridad y amenaza del retorno de la violencia, temas que, de no ser trabajados, se mantendrá el aura de desencanto que atrae la inestabilidad, desconfianza e incertidumbre.
Así pues, el uso de big data permitirá que el candidato que lo implemente, de manera honesta, asertiva y focalizada a las necesidades, gane las próximas elecciones. Y más allá del tema tecnológico, se requiere un líder que se concentre más en el qué hacer por solucionar las problemáticas y menos en el a quién debo vencer…
De hecho, este 11 de mayo habrá un taller intensivo de 8 horas sobre marketing electoral, en el que se ampliará esta temática.