Creemos que cuando nos dicen que la única forma de transformar el país es dejando de votar por los mismos de siempre; implica entender que es botar el voto volver a elegir a un personaje como Mario Castaño. Un tipo que lleva ocho años aplastado en el Congreso, ganándose 34 millones mensuales, y con las únicas funciones de ser el comité de aplausos del gobierno de turno y engrosar su estructura burocrática en el departamento.
A Castaño el impulso financiero y electoral le llegó cuando empezó a trabajar en la Industria Licorera de Caldas (ILC), allí fue coordinador de costos, jefe de la oficina financiera, gerente financiero y comercial. En 2008 lideró Sintrabecólicas, el sindicato de la ILC, pero lo expulsaron con la declaratoria de persona no grata, en 2010, sin haber concluido su periodo.
Los trabajadores no vieron con buenos ojos la repentina cercanía que Castaño entabló con el entonces gerente Carlos Arturo Fehó, condenado por los delitos de interés indebido en celebración de contratos y falsedad ideológica en documento público, fruto de irregularidades en la adjudicación de un contrato de distribución de licores en Valle del Cauca. Ambos promovieron una reestructuración del personal que, según sus detractores, lo beneficiaba a él y a sus amigos, y en últimas buscaba asegurar fichas clave en la Licorera:
https://archivo.lasillavacia.com/historia/el-nuevo-poder-de-manizales-huele-feho-52358
Todo empezó a empeorar en 2018, cuando el “barón electoral” de Caldas —llamado así, entre otras cosas, porque coloca alcaldes y concejales como poniendo fichas en un ajedrez, a través de lo que él hace llamar “gestión” pero que podría ser fácilmente mermelada o un posible tráfico de influencias— le volteó la torta en las elecciones al candidato de su partido, Humberto de la Calle, para hacerle campaña a Iván Duque, porque si algo hemos tenido claro es que Castaño es liberal de conveniencia burocrática, no de pensamiento.
Cuando resultó electo al Senado —después de pasar por Cámara de Representantes 2014-2018— la primera noticia que se supo fue que sacó 3.212 votos en el departamento del Tolima; lo curioso es que contadas veces el prohombre liberal había pisado ese departamento en campaña. Meses después, el Juzgado Quinto Penal del Circuito de Ibagué condenó a 24 meses de cárcel al fotógrafo de 75 años, José Máximo Salas Trujillo, quien aceptó haber comprado votos para favorecer en ese entonces al candidato Castaño.
El día de la captura le fueron hallados 754.000 pesos en efectivo, propaganda política del Partido Liberal y fotocopias de cédulas de ciudadanía con manuscritos que la Fiscalía estableció, pertenecían a documentos de identificación hábiles para votar. En la investigación del CTI figuran registros del teléfono celular del fotógrafo Salas Trujillo, una de las evidencias es el cruce de llamadas entre Salas y el senador Castaño, el día de elecciones.
La justicia no ha tocado a Mario Castaño, es inocente. Si le preguntan, él dirá que tan raro eso, tan extraño, que no sabía, que todo fue a sus espaldas, que ni por enterado, que no sabe quién es ese señor... Pero igual no hay por qué extrañarse. Todos los días, en este país tan lleno de oportunidades, vemos que un humilde fotógrafo de 75 años saca 754.000 pesos de su bolsillo para ponerse a comprar votos a favor de un candidato que “no conoce”, eso es ¡supernormal!
En 2018 fue admitida una demanda de pérdida de envestidura en su contra por faltar a 77 sesiones mientras era miembro de Cámara de Representantes. Finalmente, el Consejo de Estado negó la solicitud de pérdida de investidura porque Castaño presentó las excusas de su ausencia, tal parece el senador mantiene muy enfermo. Pero el que es caballero repite: hace pocos meses la veeduría ciudadana Trabajen Vagos dio a conocer los resultados de su investigación “Los vagos del Zoom”, en ella se indagó cuáles fueron los senadores que dejaron de ir de manera presencial al Capitolio entre el 20 de julio de 2020 y el 20 de junio de 2021, en el top 10 entró nuestro senador Mario Castaño, quien en toda la legislatura solo fue dos veces de manera presencial al Congreso, pero se le vio en más de 50 eventos por fuera de él, muchos de ellos haciendo politiquería en municipios de Caldas.
Como congresista ha hecho lo que el gobierno le dice, voto positivo a eliminar la ley de garantías; cuando estaban votando sobre la reducción de las vacaciones de los congresistas decidió ausentarse para romper el quórum, gracias a eso el proyecto se hundió; votó en contra de la proposición que buscaba otorgar recursos para las mipymes (pequeñas y medianas empresas) de la misma forma en que el PAEF lo hace a las grandes empresas del país; durante el paro nacional apoyó al ministro de Defensa Diego Molano, votó en contra de su moción de censura, aún después de tener registrados más de 55 jóvenes asesinados por la fuerza pública.
La ñapa: Camilo Enciso, abogado y director del Instituto Anticorrupción, escribió para revista Semana lo siguiente:
Durante las elecciones locales del 2019, Mario Castaño, en un extravagante acto público en el municipio de Salamina, pronunció las siguientes palabras: “Y le digo hoy una cosa a Salamina: no se preocupen más por Enrique Emilio. Enrique Emilio me está haciendo a mí un favor el hijueputa en La Dorada, diez años allá, él no tiene que ver acá (…)”
El senador Castaño se refiere a Enrique Emilio Ángel Barco, quien fuera electo a la Cámara de Representantes por el partido liberal para el periodo 2006-2010. Pues bien, en 2008 Ángel aceptó su participación en el delito de concierto para delinquir en razón a sus vínculos con grupos de autodefensa, por lo cual fue condenado el 8 de agosto de 2008 por el Juzgado Penal del Circuito Especializado de Manizales tras haber renunciado a su fuero como congresista y haber aceptado cargos.
En noviembre de 2012 la Procuraduría lo inhabilitó por 20 años para ejercer cargos públicos y contratar con el Estado. Ángel se hizo merecedor a la sanción por participar en la promoción y el auspicio de grupos paramilitares, más específicamente “aprovechando los vínculos con el Bloque Central Bolívar de las AUC, frente Cacique Pipintá”, comandado por alias Ernesto Báez.
¿Cuál es el favor que “el hijueputa” Enrique Emilio, confeso parapolítico, le está haciendo al senador Castaño, hoy aliado del gobierno?(https://www.semana.com/opinion/articulo/mermelada-electoral-columna-de-camilo-enciso/630236/)
Ahora solo queda esperar. Será decisión de los caldenses si fecundan en la figura de Mario Castaño a un nuevo Víctor Renan Barco o a un Ferney Tapasco. Liberales con plata y poder que, ante la mirada permisiva y sumisa de la ciudadanía, se perpetúan en la dirigencia y se envisten de la facultad de hacer con los recursos y las personas de este departamento lo que se les da la gana.
Esto apenas comienza, no se pierda cada semana una nueva columna sobre los candidatos caldenses que aspiran llegar al Congreso de la república. En la segunda parte de #ElDuetoLiberal analizaremos los misterios según Octavio, para algunos gozosos, para otros dolorosos…