La comunidad colombiana residente en el exterior ha sido en los últimos 26 años una de las comunidades más arbitrariamente tratadas por el estado colombiano.
Unido a esto, existe una crisis estructural de representación, ya que los políticos de turno en la Cámara de Representantes no han tenido una lectura clara, coherente y práctica de las verdaderas realidades y las más sentidas necesidades económicas, políticas y sociales de una gran cantidad de ciudadanos, connacionales que hoy desbordan muchos países y fronteras.
Pero además de lo anterior, las personas que han ejercido las labores y funciones en calidad de Canciller de la República, siempre han visto al colombiano en el exterior, ese colombiano de a pie, el colombiano o colombiana trabajadores, limpiadores, auxiliares de enfermería, trabajadores de la obra, de las fábricas es decir ese migrante raso, lo ven con extrema soberbia y menosprecio. Un desdén en todo el contexto de la palabra.
Hechos son amores (o declaración de intenciones)
Todo lo que estoy diciendo, es fácil de demostrar, con los hechos que han venido realizando estos funcionarios de la Cancillería, frente a grandes temas que siempre dejan entre lo último para hacer (o esconder debajo de la alfombra).
Para el actual gobierno, que muchos sentimos en algún momento iba, o a lo mejor sería diferente frente a los últimos 4, ya que al iniciar el presidente Gustavo Petro su andadura a la Presidencia en la Ciudad de Barcelona, demostró una sensibilidad y algún grado de compromiso hacia el colectivo de connacionales en el exterior. Hoy hemos visto una gran decepción frente a los desafíos ante la ingente salida de colombianos del país en búsqueda de un mejor futuro para ellos y sus familias.
Desafortunadamente los hechos y las obras hasta la fecha, no son amores y demuestran claramente que las intenciones no son buenas. Y vamos a enumerar tan solo en tres hechos, que solo son la punta del Iceberg, de esa gran decepción de la comunidad colombiana residente en el exterior con los actuales representantes y funcionarios de la cancillería y que tienen que ver con los asuntos migratorios.
- El primero, y más importante, es la falta de reglamentación y direccionamiento estratégico de muchos puntos de la ley 2136/2021, en temas trascendentales como el Fondo Especial para las Migraciones. Clarificar con una directiva que ilustre a funcionarios de todos los niveles en cómo gestionar estos recursos dirigidos a ciudadanos colombianos en alto riesgo de exclusión social en el exterior, al igual que la población retornada sería un gran avance.
- El estruendoso y rotundo fracaso de la Directora del Grupo Interno de Trabajo Colombia Nos Une, Yolanda Villavicencio Mapy, que tras la inversión realizada en el convenio con la OIM y la Universidad ICESI, a través de su “Proyecto Piloto de la Mesa Nacional de la Sociedad Civil para las Migraciones”. Supuestamente este proceso saco como principal “producto final”, un “Proyecto de Resolución” para crear esta mesa de participación, que solo busca de manera simple y ramplona poner a líderes sociales como trabajadores sin sueldo, además de la decepción de los que participaron en ese proceso mal gestionado. De igual manera, la creciente desilusión ante el manejo de los multiplicadores del programa Colombia Nos Une, que dejan mucha mella en la percepción de la comunidad.
- El abismo profundo en la que tiene a la Comunidad Colombiana residente en el exterior la actual Parlamentaria Carmen Ramírez Boscán. Sin presentar proyectos que beneficien a esta Nación Colombiana en el exterior, sin escuchar a los connacionales, sin liderazgo real, sumiendo en el ostracismo puro y duro a la comunidad que hoy en día es el segundo ingreso más importante de la nación según el banco de la República. Además de que en diciembre, la renuncia de una de sus asesoras jurídicas y del Jefe de su UTL, Gerardo Cajamarca, quedo en evidencia la carencia de Ramírez Boscán en temas de liderazgo y gerencia en su gestión.
Con estos tres argumentos, la pregunta para todos y cada uno de los colombianos en el exterior es:
¿Nuestro Canciller Álvaro Leyva si tiene la moral para recibir la presidencia del Foro Mundial sobre Migración y desarrollo cuando en su gestión no ha cumplido con lo que históricamente es una deuda para los connacionales en el exterior?
Un mensaje que les dejo a los connacionales en el exterior para su reflexión: "No se cambia una mala gestión a punta de firmas. "