Los últimos días se percibía el ambiente en redes sociales. Después de la caída de Black Eyed Peas se rumoraba que el festival sería un desastre. Eran mas de 300 mil personas los que habían comprado la boleta. Incluso sesenta periodistas fueron llevados de Bogotá a Ibagué para cubrir el evento. Fueron dejados en la madrugada del 18 de marzo a las afueras de Playa Hawaii, con maleta al hombro, sin que nadie les respondiera nada. Las tarimas en ese lugar donde se llevaría a cabo el festival estaban montadas. Pero a último momento se acabó todo.
Estaba listo incluso un plan vial para garantizar el flujo de vehículos para llegar a Ibagué. Alejandro Casallas, quien había organizado todos los últimos dos festivales, no da la cara. Los proveedores quieren cobrar. Los artistas se preguntan qué pasó. ¿quién le responderá a las personas que compraron las boletas?