La Policía Nacional agrede a los campesinos cultivadores de hoja de coca del departamento del Guaviare en un intento por erradicar las plantaciones, sin antes cumplir con los acuerdos que hizo el gobierno colombiano con la guerrilla de las FARC en la Habana (Cuba), en donde pactaron sustituir dichos cultivos con soluciones adecuadas para las familias de las distintas regiones.
Como en el Guaviare las condiciones sociales, económicas y de orden público son bastante diferentes de la realidad del resto del país, están ocurriendo infracciones en contra de los derechos humanos de los campesinos, ellos sufren las mismas consecuencias de años anteriores de la violencia paramilitar, en donde queman las casas, agreden mujeres y niños sin compasión alguna.
Esta es una muestra de la realidad de un país inmerso en la guerra, en donde el campesino trabajador además de ser quien menos gana en la comercialización de los productos del campo, también lleva las consecuencias por razones del clima, la situación social, política o económica.