"Hasta ahora me entero" ha sido quizás la frase más polémica que ha usado el Presidente Juan Manuel Santos en sus casi 7 años de una turbulenta presidencia a punto de palidecer y no se si ya nos enteramos que la campaña del 2018 ya ha comenzado.
El día de ayer, el Senado de la República aceptó la renuncia de Germán Vargas Lleras como Vicepresidente de la República, marcando claramente el inicio de la campaña presidencial del 2018, que será quizás una de las más polémicas en la historia reciente de Colombia.
Y es que muchos hechos recientes son el presagio de lo cruenta que será la batalla por la Casa de Nariño, empezando por el escándalo de Odebrecht que ha ensuciado casi todas las aristas de la política colombiana: Santistas, Uribistas e incluso, las FARC, haciendo parecer la "Cruzada Anticorrupción" liderada por la Senadora Claudia López, también presidenciable, como la opción más viable para cerrar de una vez por todas, los ciclos de corrupción y podredumbre de la política colombiana, que son sin duda la raíz del conflicto.
Pero no nos digamos mentiras, Colombia no está preparada para elegir a una mujer, abiertamente homosexual para ocupar la Presidencia de la República, a pesar de su transparencia, buenas intenciones y calificaciones para ocupar el cargo, simplemente, nuestro aún conservador país, no está preparado para semejante golpe a la "moral e identidad" que comparten muchos colombianos.
Esto nos deja entonces, con algunas opciones, empezando por nuevamente usar la bandera de la paz para hacer campaña presidencial, y muy seguramente, la cara visible de esta bandera será Humberto de la Calle, admirado por muchos por su esfuerzo incansable en La Habana, pero quien contaría con la gran debilidad de contar con la cercanía y el aval del maltrecho gobierno Santos y de seguro, no sera dificil para los colombianos y para sus opositores asociarlo con la fallida campaña del SI, la implementación a la brava de los Acuerdos de Paz, la pobre ejecución de los Acuerdos, el escándalo Odebrecht y en general, con el inconformismo que genera el Presidente Juan Manuel Santos entre los colombianos.
Sin embargo, en la Izquierda, tampoco estará la solución, y aunque Jorge Robledo es un candidato muy calificado, e incluso respetado por los uribistas, las cada vez más evidentes fracturas entre los lideres de izquierda, les hará muy difícil crear una coalición en torno a un candidato único, que sea una real alternativa para los colombianos y además, la idea de un Gobierno de Transición, como el que proponen las FARC, no ha calado entre los colombianos, como quedó demostrado el 2 de octubre, lo que podría hacer descartar la idea de entregar la Casa de Nariño a un gobierno de Izquierda, si tenemos en cuenta cabezas visibles como la del Senador Ivan Cepeda, que hacen difícil para los colombianos no asociar a la Izquierda con las intenciones cínicas y arrogantes de nuestro nuevo actor político: Las FARC.
En este sentido todo parecería indicar que la elección del 2018, podría definirse en German Vargas Lleras, quien a pesar del coscorrón que le propinó a su escolta, es bien conocido entre los colombianos como el ejecutor de los grandes proyectos sociales y de infraestructura de nuestro país desde su paso por el Ministerio de Vivienda, y su partido, Cambio Radical, que seguramente se dividirá de la Unión Nacional, no tendrá difícil la tarea de hacer compromisos políticos y atraer votos hacia su candidato y el distanciamiento de Vargas Lleras con el Acuerdo de Paz, su conocido estilo de mano dura y su experiencia, seguramente calaran bien entre los colombianos ávidos de propinarle un golpe político a los Acuerdos de Paz, si el candidato logra mejorar su imagen arrogante y despectiva, bien conocida por el país.
De no ser así, la respuesta más obvia será el uribismo, y tampoco nos digamos mentiras, Alejandro Ordóñez, no puede ser su cabeza visible, ya que así como los colombianos no están preparados para elegir a Claudia López, tampoco lo están para elegir a un candidato a quien asocian con defender con extremismos los valores cristianos y la moral que supuestamente ha perdido Colombia.
Ni tampoco puede serlo Oscar Ivan Zuluaga o Carlos Holmes Trujillo, ambos ya desgastados de la campaña presidencial del 2014, y a quienes también se les ha hecho dificil distanciarse de Odebrecht y quienes de seguro llevarían al Centro Democrático a una nueva derrota, dejando como única opción al Senador Iván Duque: outsider, moderado, necesario para quitarle al CD la imagen de partido extremista que le han dado Maria Fernanda Cabal y Paloma Valencia, y quien seguramente, gracias al capitalizado poder político del Expresidente Uribe desde el 2 de octubre será bien conocido por todos los colombianos, llevando a la presidencia a un joven moderado, capaz de dar un giro necesario a la pobre implementación de los acuerdos y regresando a un gobierno uribista, aún anhelado por muchos, sin dejar de lado el necesario avance de la paz.
Claramente, la campaña ya comenzó, y esta vez, la presidencia de la República se definirá entre quienes dentro del Gobierno Santos se opusieron a él o entre el uribisimo, listo para capitalizar su victoria desconocida del 2 de octubre.