Realmente era de esperarse este resultado, era inevitable que ganara Trump. Muchos se preguntan, ¿a quién debemos culpar de que ocurriera esto?
Por lógica el primer objetivo serían los votantes de Trump, en su mayoría la clase media y alta, blancos, nacidos en este país sin el problema de ser inmigrantes. Pero en estas elecciones se unieron poblaciones vulnerables, mujeres, afroamericanos, latinos, la población LGBT, entre otros. Trump simplemente utilizó en ellos una estrategia que viene funcionando alrededor del mundo. En Colombia ganó el No en el plebiscito por la paz, en el Reino Unido ganó el Sí en el Brexit, en España ganó nuevamente Rajoy, todos usando una misma estrategia, la desinformación, el miedo y el odio hacia los demás. Una estrategia que aplica independiente si se es de derechas o de izquierda, todos estos personajes usan el populismo en su beneficio para obtener votos y llegar al poder. Al poder se llega como sea, una vez allí lo utilizan en beneficio propio.
Podemos concluir inicialmente que la población estadounidense sigue siendo muy racista y solo podríamos esperar que el sistema estadounidense no permita que ocurran demasiadas violaciones de derechos humanos. Desafortunadamente tenemos el ejemplo de Arizona en el 2010, cuando ganó Jan Brewer y se pasaron leyes mucho más fuertes de inmigración. El problema es, ¿cómo se aplican y a quién se aplican? Poco a poco las autoridades se empiezan a enfocar en grupos poblacionales que no cumplen con las características propias de un estadounidense de decendencia europea. Se enfocarán en el latino, en aquel que no tiene piel blanca, que se viste diferente, que no cumple con el estándar del común de una persona blanca. Todo esto será el primer paso. Realmente el culpable de este grupo de personas que votó por Trump será la falta de empatía, el egoísmo y la ignorancia.
El segundo grupo que muchos ya comenzaron a criticar son los votantes de los llamados "terceros partidos". Si solamente los del Partido Verde hubiesen votado por Hillary Clinton, habrían superado en número de votos a Donald Trump. Esto no indica que habría ganado, pero las posibilidades habrían aumentado. ¿Pero realmente podemos culpar a aquellos que querían sacar a Estados Unidos del bipartidismo? Ellos soñaban con ganar ese 5% de las votaciones y obtener más financiación federal. Muchos estamos de acuerdo en que Hillary Clinton habría sido una mejor opción que Donald Trump, pero ésta no merecía ganar. No merecía ganar ya que ella y su partido incurrieron en un grado de corrupción altísimo durante la elección del candidato demócrata. Bernie Sanders es el candidato que merecía haber derrotado a Trump, pero el partido demócrata ilegalmente se encargó de poner todos los debates a favor de Hillary Clinton, aquella candidata que tenía a Wall Street, grandes empresas y países apoyándola, contra el candidato que financió su campaña con dinero de los donantes. Esto es tan grave que se podría decir que la democracia de ese país está muerta, nadie podría decir desde hace cuanto. De no ser por Wikileaks y otras filtraciones no se habría sabido esto.
Debbie Wasserman Schultz, encargada del comité demócrata, se encargó de poner la campaña de Hillary al tope. Una vez se supo el escandalo, renunció para apoyar su campaña. Se le dedicaba más tiempo a Hillary Clinton y le decían qué preguntas se iban a hacer en los debates y evitaron los debates más importantes contra Bernie Sanders una vez vieron que éste tomaba ventaja; estas son algunas de las cosas que hicieron en su contra. Más allá de eso, algunas personas que denunciaron el grado de corrupción en las elecciones murieron en condiciones anormales. El activista Shawn Lucas que alegó fraude dentro del comité democrático murió el 2 de agosto. En su cuerpo se encontraron potentes narcóticos que normalmente se utilizan para dormir grandes animales tales como es el fentanilo. Por otra parte, el joven Seth Rich fue asesinado por un asaltante desconocido el 11 de julio, debido a varios disparos que recibió en su espalda. Seth trabajó para el comité demócrata, y su muerte ocurre el día antes de que Bernie Sanders apoyara a la candidata Hillary Clinton en una reunión del partido. Seth trabajaba como analista de información y se menciona que encontró irregularidades en las votaciones del candidato demócrata. Wikileaks ofreció 20 mil dólares a quién pudiera dar más información de esta muerte. Siempre quedarán incógnitas alrededor de estas elecciones, lo único claro es que el partido estaba obrando por intereses particulares y no podían permitir que Bernie Sanders ganara.
Aún así este candidato, sabiendo que lo habían traicionado decidió apoyar a Hillary Clinton porque él entendía el retroceso que traería tener a Trump como presidente. Pero no fue suficiente, Hillary Clinton estaba rodeada de grandes escándalos, específicamente el de todos los correos electrónicos que se enviaron desde un servidor propio mientras trabajaba en un puesto oficial. Su excusa fue que lo hacía porque era más práctico, pero muchos alegan que simplemente era una manera de filtrar información y decidir qué llegaba y que no al público, ya que los correos oficiales pueden ser vistos por diversas autoridades del país. Aún no se conoce el trasfondo de estos correos, ya que las investigaciones fueron archivadas y no todos los correos llegaron en manos del FBI. Era mucho pedirle al pueblo estadounidense que apoyara a un candidato como este. Bernie Sanders debió salir y denunciar todo lo que sucedía, obteniendo así dos posibilidades: desarmar el partido demócrata y permitir que se reformulara, o trasladarse al Partido Verde y acabar con el bipartidismo que tanto daño le hace al país. Pero no podemos culpar a este gran hombre, que tuvo un excelente gobierno en Vermont como gobernador.
Los grandes culpables son aquellos que componen el partido demócrata y aquellas personas que votaron desde su egoísmo por Donald Trump. Muchos de los grandes políticos que hicieron de Estados Unidos lo que es hoy estarían debastados con estos resultados. Ahora solo queda esperar lo mejor, pero sería incoherente pensar que Trump no actuará bajo los mismos intereses del Partido Republicano, un partido que se encargó de desangrar Medio Oriente durante 8 años en la administración de George Bush, pero no sería diferente de lo que ocurrió durante el gobierno de Obama, en donde países enteros se encuentran en ruinas como lo son Yemen, Libia y Siria, intervenciones apoyadas por este país.
Algunos consideran cliché esta comparación, pero Hitler llegó de una manera similar al poder, dirigiendo en su caso el odio hacia los judios. Todo comenzó diciendo que se expulsarían a los judíos ilegales. Ya sabemos como terminó.