A mí me encanta todo lo que sea Feria, entendida esta como el evento que puede ser de tipo social, económico o cultural y que abarca –dice la definición– un tema o propósito común.
La definición agrega: “Puede tener por objetivo primordial la promoción de la cultura, el desarrollo comercial y de industrias, alguna causa o estilo de vida, generalmente en una forma divertida y variada; más comúnmente el objetivo es la estimulación comercial, pues tiene la finalidad de lucro o de generar ganancias para las localidades anfitrionas, personas u organizaciones patrocinadoras, y participantes hospitalarios”.
Como decía, a mí me gusta caminar los diferentes espacios y carpas que hay en la Feria del Libro, Cali, 2022 porque encuentro a todos los que leen las tapas de los libros, pero no compran nada; a los que levantan los libros, parecería que los pesaran, y los devuelven al exhibidor con delicadeza, los que se leen el libro y no lo llevan.
Me gusta caminar por la Feria porque encuentro algunos amigos que saludan con el brazo en alto como reina; otros que parecería que están a punto de ir donde el optómetra, lo que me hace consciente de mi invisibilidad social, y los que se deshacen en abrazos y preguntas: cómo estás, qué te has hecho, dónde estabas; que bien te ves, luego te llamo, y otros etcéteras.
Caminar la Feria es ir de una carpa a otra y darse cuenta de que hay escritores taquilleros, aquellos adorados por la diosa de la popularidad; es decir, a los que les va público y reciben aplausos y palmaditas en el hombro; y otros que se nota que solamente la familia y dos amigos les acompañan.
Caminar la Feria es saber que hay una gran cantidad de libros que ayudan a la superación personal, a aprender a escribir, los hay que nos hablan de la historia, de recetas de cocina, los hay para colorear, para niños, para adultos, de cómo triunfar sin mover un dedo, en fin, hay libros para todos los gustos y pocos para todos los presupuestos.
Caminar la Feria es enterarse de que no hay una programación impresa, a pesar de que hay muchas casas de impresión que participan del evento y por eso, uno va, como barco a la deriva, asomándose en las carpas a ver qué encuentra interesante, o que a uno le llame la atención, porque para no causar líos, todo es interesante.
Caminar la Feria es darse cuenta de que hay que ir hasta la Feria para saber qué ocurre en ella, porque uno no encuentra en los medios de comunicación tan siquiera una reseñita que de luces de lo ocurrido o por ocurrir; solamente encuentra alguna nota de esas de "marquetería y vibraciones"; “en el marco de la Feria del libro se presentó el escritor o la escritora X, que nos hizo "vibrar" con sus palabras”, parecería como que no tiene procedencia, ni pensamiento que compartir, ni mucho que contar y hasta ahí llega la información.
Lo cierto es que hay que caminar la Feria del Libro 2022, para disfrutar de las diversas propuestas editoriales, para conocer a los nuevos escritores que luchan por abrirse paso en ese difícil universo de las letras, para asolearse un poco, para testimoniar que aquello de “corren ríos de tinta” no es una metáfora; pero sobre todo, para darse el gusto de saludar los amigos que la rutina de la ciudad esconde y que solo vemos en espacios como estos.