El hecho político del momento es la reunión entre los integrantes de la Coalición de la Esperanza y Duque. Fajardo, De la Calle, Juan Fernando Cristo, Jorge y Angela Robledo acudieron a una cita a Casa de Nariño buscando generar consensos y llegar a acuerdos. ¿Qué tipo de acuerdos si no han tenido un papel siquiera destacado en las movilizaciones ciudadanas? Es una fotografía que Duque está buscando con insistencia para bajarle tensión a las calles y el ímpetu a las movilizaciones; sin embargo, lo hace con integrantes de una coalición que desde el principio desdeñaron la movilización, esgrimiendo la retórica de “no promover aglomeración” y hasta llamando a no marchar, los mismos oportunistas que ahora fungen como “voceros” y algunos, hasta se han montado al tren de la victoria de una movilización eminentemente ciudadana, que no ha estado direccionada por un partido o sector.
Solo hay que recordar que en una entrevista Fajardo afirmó que no tenía sentido “promover aglomeraciones” y que el exministro Cristo invitó a movilizarse “desde la casa”. Ahí solo destacó a Angela María Robledo que si se ha mostrado un poco más activa en las movilizaciones. Por lo demás, no tiene sentido que esa coalición se reúna con Duque hasta que cese la violencia contra los jóvenes; las matanzas y las desapariciones, temas que no han estado en la agenda prioritaria del presidente y que ni le han merecido un pronunciamiento contundente. El diálogo se debe y se tiene que iniciar es con los jóvenes, con las madres que han perdido a sus hijos, con las familias de los desaparecidos, no con una coalición de politiqueros que desdeñaron una movilización que ahora ensalzan como una “victoria”. Habrá que recordarles que no es su victoria, si lo ha sido de la ciudadanía y ya ha costado mucha sangre.
Tan solo Camilo Romero, el exgobernador de Nariño y precandidato presidencial, resintió de esa reunión y calificó la coalición de desconectada. No es para menos, pues Romero si ha destacado por estar en las calles, acompañar a los jóvenes, comprender su indignación sin asumirse como un vocero oportunista. Desde el 28A viene promoviendo actividades simbólicas y ciudadanas que sin duda han dinamizado los escenarios de movilización. Para Romero el diálogo se debe iniciar es con la ciudadanía indignidad, con los jóvenes, hombres y mujeres que lo han dado todo en la calle. No con políticos o partidos. Esa fotografía no tiene sentido hasta que no paren las muertes de jóvenes y la represión a manos de la fuerza pública.
De ahí que Romero haya decidido no acudir a esa reunión, cuestionando la artificial y oportunista Coalición de la Esperanza que ha caído en el juego de lavarle la cara a Duque.