Varios de los integrantes de la Coalición de la Esperanza están molestos con Camilo Romero, exsenador del partido verde, exgobernador de Nariño y precandidato presidencial, por sus reiteradas críticas y declaraciones contra la alianza política de la que su partido, el Partido Verde, hace parte. Rumores sobre una alianza entre Romero y la coalición de izquierda, el Pacto Histórico, liderado por el senador de la Colombia Humana, Gustavo Petro, han tensionado las relaciones del bloque de centro.
Lo que desembocó una inminente pronunciación de la Coalición de la Esperanza fue la decisión de Romero de no asistir a la reunión de la Coalición con el presidente Duque en el marco del Paro Nacional y las declaraciones que dio criticando la decisión tomada por la mayoría de los miembros de la alianza: varios miembros de la coalición pidieron al partido Verde definir la situación de Romero sobre la alianza que escogerá un candidato único en marzo del 2022.
En vilo está gran parte de la opinión publica sobre el camino político que escogerá Romero, teniendo en cuenta que su agenda política recoge gran parte de los puntos que el Paro Nacional determina necesarios tener en cuenta discutir y su bagaje como funcionario publico lo respalda con una sostenida postura de oposición en contra de la fumigación, atreviéndose incluso a desobedecer los lineamientos presidenciales cuando se encontraba en el despacho de la gobernación de Nariño. Una bandera que le da muchos réditos en la actual coyuntura.
#NariñoEsColombia
Le dijimos al Presidente que Nariño es un territorio verde, biodiverso, donde defendemos el agua y la vida. Que el glifosato no es solución!
Aquí ya asperjaron 3.700.000 litros en una década (2005-2014) y aumentaron los cultivos! De 13.875 a 17.285 ha.#NoMás pic.twitter.com/YIT0vHlaVf
— Camilo Romero (@CamiloRomero) May 19, 2019
Camilo Romero alza la voz cada vez que puede sobre los billones de dólares en glifosato rociados durante décadas y en las misione inútiles de cuadrillas erradicando a sangre y fuego con resultados tan fallidos como que su departamento sigue mandando en las estadísticas del país y del mundo con sus 44 mil hectáreas, en donde pesan las 16.960 del municipio de Tumaco, el mayor productor de coca por hectárea del mundo.
Con Santos, la disputa trascendió la coca. Entre 2016 y 2018 cuestionó los partes de victoria sobre el fin del conflicto con las Farc mientras su departamento ardía. Romero alertó sobre la avanzada de las disidencias en ese territorio y señaló en más de una ocasión al entonces ministro de defensa Luis Carlos Villegas por las arremetidas violentas de la policía ante los campesinos que cultivaban la planta. En uno de ellos incluso varios campesinos salieron heridos. En el consejo comunitario del 16 de marzo del 2016 el gobierno se comprometió a invertir $700 mil millones para sustitución de cultivos. El monto, a la fecha, no se ha completado en su totalidad. Con Iván Duque las relaciones fueron todavía peor en el tiempo que le tocó ser gobernador con Duque como presidente.
Camilo Romero nació en Ipiales en 1976 y creció viendo la lucha de su papá quien militó en el M-19 y luego, cuando pactaron con el gobierno de Virgilio Barco la paz, decidió hacer parte de la Alianza Democrática M-19. Camilo vio las afugias que le traía a su papá ser tres veces concejal de Nariño y le quedó el virus político en la sangre. Estudió Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Occidente, se dio a conocer por la campaña “Tiene huevo”, un movimiento político “juvenil mamagallístico” que les entregaba huevos a los políticos y que inspiró a movimientos políticos como el partido del Tomate. Entre el 2006 y el 2009 fue director de la Unidad Investigativa de Telesur y regresaría al país a lograr lo que nadie esperaba: llegar al Senado de la República. Con los 44 mil votos fue uno de los grandes electores del Polo Democrático. Cinco años después logró su nuevo propósito político: ser gobernador de Nariño, esta vez con las banderas del Partido Verde.
Sus argumentos para enfrentarse a las política gubernamentales de Duque los sustenta con cifras: de los 70 mil cultivadores de coca que tiene registrados Nariño solo 16 mil reciben ayuda del gobierno, a pesar de la voluntad firmada por una cantidad mucho mayor. En su último tramo como gobernador pasó del debate y la discusión a los hechos, sin esperar la lenta y pobre llegada del Plan nacional de sustitución de cultivos en cabeza de Emilio Archila a su departamento. Dispuso de $ 110.000 mil millones del presupuesto para crear un plan piloto departamental como que contrarreste con la aspersión aérea del glifosato. Le pidió al Presidente Duque una contrapartida de otros $100 mil millones, presupuesto total con el que se comprometió a que no quede un solo metro de coca en Nariño. Todo aquello que no consiguió como gobernador espera lograrlo en la Presidencia de Colombia, a la que aspira como candidato del Partido Verde, si logra ganar la consulta. Empezó campaña recorriendo el país, pero sobre todo el país rural, el que conoce como la palma de su mano.