El chantaje político existe, la evidencia está en las redes sociales. “Si no votan por mí, el castrochavismo les arrebatará el futuro” o “si no votan por mí, serán cómplices del paramilitarismo”. Estrategia vergonzosa.
A quienes apoyamos alternativas distintas a los extremos políticos nos indigna la táctica. Nos están acorralando. Enfrentemos el chantaje, la respuesta exige carácter y valentía. Votemos en blanco.
Tenemos, luego de muchos años, la posibilidad de crear un sismo que dañe, de manera irreparable, los cimientos de la vieja política. Con el voto en blanco podemos quitarle legitimidad al próximo gobierno y cambiar el tono del debate.
Una victoria en junio con mayorías irrefutables le da vía libre al ganador para movilizar una agenda política sin restricciones. Las peores ideas de los extremos se hacen realidad. Una débil victoria de cualquiera nos da voz.
Por ejemplo, la débil victoria deL “sí” en el plebiscito nos permitió cuestionar los adefesios y las bondades de lo negociado en Cuba. Hoy tenemos, sin ser perfecto, un mejor acuerdo.
Es así de simple, hay que manifestar nuestras convicciones con el voto. Apoyar los extremos políticos es crear el famoso ácido universal, tan fuerte que lo destruye todo, incluso el recipiente.
Es mentira creer que el sistema político es más complicado, que la vieja política no responderá al inconformismo una vez en el poder, etc. El sistema no es tan complicado. Las elecciones futuras castigan, como al grupo de Santos lo castigamos en estas. Los políticos prestan atención para sobrevivir.
Hagamos lo posible por quitarle legitimidad a las negras alternativas de izquierda y derecha.
Ahora, no es un secreto: el tono del discurso político nos saturó. Los partidos tradicionales secuestraron el debate. El discurso está anclado en conceptos que no reflejan la vida, los intereses y la filosofía de muchos.
Cambiar el debate requiere mensajes claros. El mensaje más elocuente es el silencio del voto en blanco. Peguémosle un susto a la vieja política. Votemos en blanco. Es posible un futuro sin ellos, que la foto de la vieja política sea el chiste del próximo tarjetón.
Mientras la derecha y la izquierda estén en el poder, seguiremos hablando de los trillados conceptos de derecha e izquierda. Cambiemos el tono.
No lo olvidemos, para superar el miedo hay que enfrentarlo. No votemos por miedo. Los próximos años serán difíciles, sin duda, tendremos en el poder a alguno de los desdibujados extremos de la política. Así será. Llenemos de valentía, sentenciemos el miedo a muerte.