Cuando el proyecto del gobierno estaba a punto de caerse por falta de quórum en el Senado, el expresidente Álvaro Uribe y su bancada salvaron la aprobación del presupuesto general de la nación con una condición: que el presidente Santos haga pública la repartición de la mermelada entre los congresistas. El ministro Mauricio Cárdenas estaba solo y sin los votos de un sector de su partido que no respaldó su iniciativa y le tocó acudir a negociar con la oposición y les pidió a los uribistas que no se fueran del recinto. Uribe accedió pero le pidió que respetara el compromiso como "un pacto de honor", que hoy Cárdenas ya salió a desmentir.