Sorprenden, por decir lo menos, las declaraciones del Presidente de la Cámara Colombiana de Infraestructura, Juan Martín Caicedo Ferrer, que asume una posición peñalosista y gobiernista que pretende graduar el ejercicio de la oposición en la ciudad de Bogotá, de revanchismo, odio y de querer torpedear el desarrollo de la capital.
Plantea el doctor Ferrer que las acciones jurídicas de la oposición a la administración de Peñalosa son artimañas, para detener el progreso de la ciudad. ¡Qué equivocado está! Las acciones, son los recursos que nos da la democracia, la Constitución y la Ley. Es cierto, pusimos una Acción Popular para detener una reorganización de la salud, sin estudios y hoy la personería nos da la razón. La Personera de Bogotá, Carmen Teresa Castañeda, en varios informes calificó la situación de la red de hospitales públicos como “nefasta indigna y degradante”. De igual forma, se pronunció la Defensoría del Pueblo, incluso concejales de la coalición de gobierno, en particular los liberales, manifiestan hoy su arrepentimiento por haber votado la reorganización de la salud. Eso sin contar los muertos que origina un servicio de ambulancias ineficiente y el aumento de los índices de desnutrición los niños y niñas de la ciudad. ¿Será este control político riguroso, una artimaña jurídica para un estado social de derecho, como ordena la Constitución?
Ante las irregularidades de los trámites de los proyectos de acuerdo de iniciativa del gobierno Peñalosa, que no cumplen el rigor de las normas y la ley, he acudido a las instancias judiciales. Este es el caso de la acción de cumplimiento con la que demostramos que los estudios que presentó Peñalosa para aprobar las vigencias futuras excepcionales para financiar el proyecto metro, eran los estudios de un metro subterráneo. Con 19 pruebas, demostramos que para conseguir los recursos de un metro elevado la administración presentó de manera fraudulenta los estudios del subterráneo. Esto no es serio. Y usted, presidente de la Cámara Colombiana de Infraestructura, mejor que nadie, como representante del gremio de la infraestructura del país, debería saber que para cualquier proyecto de infraestructura que aspire a tener financiación por vigencias futuras excepcionales, se deben presentar estudios de ingeniería de detalle. Además, son múltiples las contradicciones de la administración de Enrique Peñalosa que mientras descarta un metro subterráneo y argumenta que los suelos de Bogotá no son aptos para este proyecto, plantean construir Transmilenio por la Séptima con tramos subterráneos.
Le recuerdo además que la ley 1483 del 2011 de vigencias futuras excepcionales para entes territoriales se aprueba, precisamente, para combatir la corrupción en obras de infraestructura que requieren financiación, más allá del periodo del mandato de alcalde o gobernador. Por eso, se requiere que dichos proyectos presenten los estudios de ingeniería de detalle y así evitar elefantes blancos en obras de infraestructura. Me parece supremamente grave que el gremio de la infraestructura esté diciendo hoy que el metro elevado tiene estudios, y que como puede leerse en el comunicado de la Cámara Colombiana de Infraestructura del 19 de julio del presente año, el presidente ponga en duda la falta de estudios con la siguiente afirmación “la supuesta inexistencia de estudios previos para la autorización de vigencias futuras y de definición de obras prioritarias y la ausencia del proyecto en el banco de proyectos." Si se revisa el expediente de la acción de cumplimiento, bajo declaración juramentada la administración en cabeza del alcalde Enrique Peñalosa reconoció que los estudios presentados para vigencias futuras excepcionales correspondían a los del metro subterráneo
Doctor Ferrer hasta el día de hoy la administración distrital no ha presentado el proyecto de vigencias futuras excepcionales al concejo de Bogotá, ¿Sabe por qué? Para dicha aprobación tienen que presentar los estudios de ingeniería de detalle, a la fecha solo existe estudio de prefactibilidad para un metro elevado. Mal hace el gremio al que usted representa, en descalificar a la oposición sin fundamento, no informarse bien al respecto y además, es preocupante que el gremio no esté al tanto de los estudios de este proyecto metro que se convierte en el proyecto de infraestructura más importante del país, en toda su historia. Leo que la misión de su gremio es defender la institucionalidad, los principios éticos y la transparencia, pero el hecho de haber presentado estudios de un metro subterráneo para financiar un metro elevado deja mucho que decir de la transparencia de la administración de Enrique Peñalosa. Igualmente veo que olímpicamente con su declaración no hace mayor esfuerzo para establecer la claridad y el curso del proyecto metro elevado, una cosa que les competería si verdaderamente pensaran en el interés de la ciudad. La labor de la oposición es defender el interés general, cuando es evidente su menoscabo.
Es lamentable que un pronunciamiento de un gremio especializado en infraestructura termina siendo una posición política y no técnica. Veo doctor Ferrer que está más interesado en descalificar a la oposición del Alcalde y preocupa, porque usted sabe bien que los escándalos de corrupción en este país están ligados a las grandes obras de infraestructura. Quizá hemos conocido de estos escándalos cuando es tarde o no se denuncia a tiempo y se han robado millones de dólares y las obras no se han efectuado, o tienen sobrecostos enormes como Reficar, el metro de Medellín, porque seguramente su gremio está más pendiente de señalar y estigmatizar a quienes denuncian la corrupción y no a quienes hacen trampa a la ley. Olvida usted que la modalidad de contratación del metro de Medellín fue llave en mano, causante de sobrecostos de casi el 100 por ciento porque se licitó la obra y estudios de ingeniería de detalle en un solo paquete, modalidad que hoy se pretende con el metro de Bogotá.
Doctor Ferrer, insisto que el metro elevado sin estudios de rigor puede ser el peor descalabro de la obra de infraestructura más importante de este país. Ustedes tienen las herramientas para decirle a los colombianos si esta obra va por buen o mal camino, si es la obra que necesita Bogotá, si es elevado o subterráneo, insisto su gremio debería estar más preocupado por el rigor técnico de los proyectos de ingeniería compleja que por estar justificando los desaciertos del gobierno de Enrique Peñalosa.
Por eso, no sorprende el silencio de su gremio frente a la pretensión de la administración de Peñalosa de hacer una trocal para Transmilenio en la Avenida Séptima sin importar la viabilidad técnica del proyecto, el riesgo de impactar negativamente la economía y el centro financiero más importante del país ubicado en esta zona de la ciudad con una obra que puede durar más de dos años a cielo abierto en medio de tierra, polvo, agua, acompañados del ruido sórdido de maquinaria pesada, volquetas durante 24 horas diarias que puede llevar a una parálisis, crisis económica y social sin antecedentes en Bogotá, ni mucho menos les interesa el daño al patrimonio, a las viviendas de cientos de miles de familias y medianos y pequeños comerciantes del corredor de la séptima.
Llegué a la política no para hacer revanchismos, ni para perpetuar el odio al que estuvimos sometidos en la Bogotá Humana, no es nuestra política. Pero si usted le quiere llamar revanchismo a nuestro derecho de hacer oposición y derecho constitucional de hacer control político, yo seguiré haciendo un control político riguroso.
Invito a que hagamos un debate serio y transparente para que no se siga desinformando a la ciudadanía, y se sopesen los riesgos de someter a la ciudad a este proyecto que, en palabras del Gerente de la Empresa Metro, Andrés Escobar, “pondrá a prueba la capacidad de sufrimiento de los bogotanos”.