Son gravísimas las expresiones dadas hace unos pocos días por el señor Alexander Vega, registrador nacional del Estado civil al manifestar que quienes no sientan garantías o crean que se hará fraude no deberían presentarse a las próximas elecciones.
Corrido el tiempo transcurrido desde cuando las dijo, están más que demorados todos los partidos de oposición, incluso los partidos con un mínimo sentido de decencia política, como también el mismo Congreso y el propio presidente de la república, de manifestar su absoluto rechazo sobre esas desafortunadas y torpes declaraciones, porque además están fuera de toda lógica y lugar en boca de un registrador en funciones.
El que hasta la fecha no hayan salido a la luz pública y por escrito los comunicados individuales de los diferentes partidos y movimientos políticos solicitando la rectificación y la inmediata remoción del registrador (o al menos el nombramiento de un registrador ad hoc durante los comicios electorales que se aproximan) indica un alto nivel de sumisión y de aceptación de los resultados que se produzcan en unas elecciones que ante tales circunstancias se vislumbran amañadas y expuestas a peligrosas manipulaciones e irregularidades.
Por lo tanto, como ciudadano que aboga y propende por la claridad dentro de todo tipo de acciones legales e institucionales, además por las sanas costumbres políticas y la moral generalizada, insto a todos los movimientos políticos de nuestro país, y sobre todo a los partidos de oposición, a desprenderse del mutismo político, para que unidos en un comunicado conjunto manifiesten y sienten sus posiciones de total rechazo ante semejante afrenta política y electoral. No hacerlo es dejar marcada y señalada ante la sociedad colombiana una aceptación de lo que llegue a ocurrir en un proceso electoral en manos de un personaje a todas luces dispuesto a intervenirlas y afectarlas.
Esas manifestaciones no pueden interpretarse de otra manera, igualmente porque a esas desafortunadas declaraciones se deben sumar las que también hizo sobre el censo poblacional del país, cuando en contravía de las cifras del Dane, organismo oficial especializado y encargado de producirlas y publicarlas, viene declarando un número distinto de habitantes en Colombia, al exponer sin sustento la existencia de 5 millones de personas, lo cual, en cualquier otro lugar del mundo, debería provocar un cisma político y social, pues con ello se demuestra claramente unas torcidas intenciones de parte de la organización que tendrá en sus manos el manejo de esas próximas elecciones.
